Ligero y crudo
Un demonio alado se posó en mi mente
Sembró durante meses liendres de resquemor,
Figuras de arcilla abstracta
Haciéndose pajas en mi interior
Aullaban súplicas polvorosas
Y lúbrica resignación.
Mirando al demonio, impotente…
Alimentarse de mi suerte
Hicieron mis dientes pasto
Del demonio de tu piel.
Permitiendo a mis demonios
Una jarra memorable
De certeza indescifrable
Sacudida por el arte
De aprender a recordar
Sin los cantos funerarios
De mis noches temerarias
Saliendo a buscarte
Sin llegarte a encontrar
Las arpías con sus garras
Descuartizan y me privan
De mis besos en el aire
De mi propia soledad.
Yo, marchito y desalado
En un último suspiro abdico:
Si te quedas a mi lado
Pongo mi alma en tus manos
Y mis demonios son finados
Por un ángel redentor.
Texto agregado el 04-01-2010, y leído por 91
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