Mis manos estaban frías y el humo de las chimeneas se balanceaban constantemente con la suave brisa del crepúsculo, la chaqueta y los guantes que mamá me había regalado para la pasada navidad ya habían presentado unas pequeñas fallas, el frío ya se colaba hiriente en mi cuerpo. Después de vivir gran parte de mi vida en un lugar donde no muchos llamarían hogar, para mi a sido mi cuna, mi pieza y mi hogar, un pequeño callejón, no es la gran cosa pero me siento orgulloso. Incansables veces soñé con tener una casa gigante en donde todos viviéramos contentos y felices, sin enfermedades ni ver a mamá preocupada juntando moneda a moneda para nuestra próxima comida.Hoy ya estoy grande y aquí estoy sentado en el banco de una plaza con mis manos entrecruzadas, pronto nacerá mi primer hijo y no tengo nada que entregarle, solo mi vieja pelota y unas cuantas historias de barrio, una canción de cuna y los besos de buenas noches, el abrazo de la mañana, sobar la panzita al almuerzo, mecer en la siesta y caturrear en la noche, ¿que mas le puedo ofrecer?, mi amor por sobre todas las cosas, pero, ellos no viven de solo amor, comen y tienen necesidades, no puedo vender amor, solo mi esposa lo compraría, y ella esta igual que yo. Sería mas facil si fabricar sueños se vendiera bien, pero, solo si te paras a vender articulos usados, carton, o latas, puedes comer y mantenerte vivo, no quiero eso, por hoy buscare trabajo, todo por mi hijo.
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