Aún teniendo conciencia plena que es bien artificiosa esta línea que ha creado el hombre para medir su permanencia en la tierra y teniendo claro que cada mañana, al abrir los ojos para afrontar una nueva tarea, es también un hito, tras el cual aguardan desafíos, logros y quebrantos, me sumo a la escalada pirotécnica de los brindis y los abrazos y les deseo a todos y cada uno de los integrantes de esta página, a los originales y sus clones, a los clones de los clones, a los que nunca existieron y a los que nunca murieron, a los que esgrimen el brazo armado de los uneadores y a los que juntan criterio para no hacer lo que no les gustaría que les hicieran a ellos. A las damiselas cultas y bondadosas y a los que juzgan con espartana inteligencia, a los pacíficos y a los preclaros, a los lanceros y escuderos, a todos, a todos, a los que siembran flores y a los espinan sus vocablos, a los cercanos y a los inalcanzables, a los que otorgan estrellas y a los que las escatiman.
Para todos, representantes de este micromundo de palabras y fantasía, a todos y cada uno, sin exclusión, es mi deseo que el año 2010, en el cual ya estamos plantados, sea un venero de fresca imaginación, una puerta abierta para las oportunidades, el Cupido que amalgame corazones y arome todas las esquinas del mundo con una fragancia inspiradora. Ojalá seamos los entusiastas voceros de una nueva religión: la de la comprensión y la integración. Mal que mal, somos hijos del mismo designio y con buena voluntad, para todos alcanza, más lo bueno que lo execrable. Así sea…
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