La ronda iba circulando y las copas cayendo.
Los copos de nieve resbalaban sobre los abrigos.
Las luces de colores del árbol parpadeaban junto a la alegría de todos.
Las hojas, esas que cobijan la vida de sus moradores, lucían con esperanza para aquellos que
bebían, reían, y sentían el momento del cierre de fin de año y el comienzo de una nueva aventura
en ese que se abría, cómo una carpeta anual, mes tras mes.
El champagne íba haciendo su efecto, gente que no se tenía en pie, otros que gritaban y algunos
más, que aunque serenos todavía, les chiripiritaban sus ojos bajo los colores de la Navidad.
Había personas de los cinco continentes, se reunían para fortificar el contacto, la ayuda y la
cooperación por unificar ese mundo en el que todos vivian.
La cena-cocktel celebrada en el gran salón de la Organización de las Naciones Unidas, fué un gran
éxito, ahora quedaba la parte final de la misma.
No era el treinta y uno de Diciembre pero eso daba igual, lo importante era ese momento de igualdad,
unidad y congeniabilidad que cada Diciembre se organizaba en aquella casa, dedicada al mundo
por igual.
El presidente de la ONU, subió a un pulpito y mencionó los derechos humanos, los derechos de la
mujer, los derechos de los menones , pero sobre todo el derecho a la solidaridad y la paz globales.
Que este año 2010, no sea tan sangriento cómo lo ha sido el 2009 que casi estamos cerrando.
Pidamos por esa paz y solidaridad y por entendernos todos como amigos y hermanos.
Si todos lo pedimos en el mundo, alguien al final nos escuchará ....
"Somos un pueblo con la misma mente, no distintos pueblos con un frente diferente ..."
Escrito por Carlos Them para toda la comunidad mundial. |