¿Cuántos diferentes rostros, para unos mismos ojos?
Allá, donde la sed da nombre al desierto, Hasan-i Sabbah,
da luz a la oscura secta Hashishi. Sus ojos saltaron de su
cara, se tornaron en asesinos que erraron eternamente
de siglo en siglo, de muerte en muerte y que hace algunos
años calcinaron las Gemelas Torres; brillando en otro
rostro, quizás no muy diferente al de I Sabbah, el de Bin Laden.
Texto agregado el 30-12-2009, y leído por 168
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
30-12-2009
que gran verdad dicen tus letras. ***** fabiandemaza
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