No desearas a tu padre Cap. 21
Porfirio se despertó muy temprano, en realidad no pudo dormir era extraño encontrarse en un lugar tan espacioso como aquella habitación después de tantos años de encierro, se ducho el agua tibia de la regadera de aquella modesta habitación era mucho mejor que la de la prisión sin embargo extraño la de la prisión, se arreglo lo mejor que pudo con sus escasa pertenencias y salió a la calle dispuesto a encontrar a Soledad. Algo que había añorado desde que la idea de libertad se metió en su cabeza era comerse unos tac os callejeros, había pensado el orden y la variedad de estos primero pediría; 2 de bisteck, con cilantro, cebolla salsa verde y sus gotas de limón los saborearía despacio, ahí frente al carro de tacos aquello era un manjar el taquero pensó que el tipo estaba un poco chiflado los mastico despacio mientras daba pequeños sorbos de su vaso desechable de agua de horchata, luego pidió 2 de cabeza y repitió el ritual estos con salsa roja, los disfruto como nunca había disfrutado nada en el mundo es increíble que algo que está a la mano de cualquiera pueda ser un manjar para algunos, seguido pidió 2 más de al pastor, los baño con salsa de guacamole y los disfruto despacio, después de haber agotado el menú de la taquería pago con uno de aquellos billetes desconocidos con consistencia de plástico, no cavia duda que el mundo ahí afuera se movía bastante rápido. El estado le había dado una pequeña cantidad mientras se ponía en contacto con la empresa que le daría empleo de intendente como parte del programa.
Anduvo deambulando todo el día preguntando por Soledad, incluso regreso a prisión con cierto resquemor, y no logro nada, siguió en los IMSS, su aspecto le cerraba muchas puertas, pero no se dio por vencido siguió intentándolo una y otra vez, clínicas pequeñas hospitales privados y nada, alguien le dio el consejo de buscar en el directorio telefónico, lo que Porfirio no sabía era que el teléfono de Soledad aunque encontraba a nombre del Difunto Don Toño, pero aquello tampoco tuvo éxito con ese intento, ya cansado más no rendido regreso a la habitación para retomar fuerzas y continuar al día siguiente, su tiempo era limitado el tiempo para presentarse a la empresa de la recomendación vencía al siguiente día.
La penumbra de la entrada del conjunto de habitaciones dibujaba una silueta fantasmal que Porfirio creyó soñar con el ansia que tenia de verla, ahí con una bolsa de mano y como si fuera una colegiala esperando a su primera cita con su uniforme blanco y azul estaba Soledad, muda, quieta expectante, había soñado tanto aquel momento que se quedo clavada en el piso, aquella mañana cuando por fin decidió ir a preguntar por Porfirio le dijeron que había salido en libertad bajo palabra y le dieron la dirección del lugar donde el programa los coloca, sin creerlo y con aquellas ansias locas de correr abrazarlo y besarlo solo pudo quedarse quieta como atornillada en el suelo, su estomago estaba repleto de mariposas, llenas de miedo y emoción, Porfirio se detuvo era la primera vez que la tenia frente de el sin el enorme cristal de por medio, tampoco supo que hacer; ¿Qué le diría?, ¿Cómo tratarla?, lo había soñado tantas veces y ahora aunque aquello se hacía realidad, se quedo congelado, también estaba repleto de adrenalina, ya la había besado y abrazado en sueños, incluso la había hecho suya pero en aquel instante tan anhelado y soñado simplemente las ideas se ausentaron, asi estuvieron por 10,15,20 quizás 30 minutos y ninguno de los dos lograba zafarse de la impresión de aquel momento hermosamente mágico.
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