Es insignificante la siembra, La cosecha es siempre la misma; Una pizca de beneficios, Un todo de dolor. Los campos que fueron verdes, Ahora son de un amarillo muerte; Los vientos azotan sin medida, Y la lluvia lava la vida. Ya no quedan campos fértiles, Al menos ninguno vacio; Ya todos están cosechados, Y de la siembra solo queda el brillo. Así que arare el agua; Y mi cultivo serán los ríos.
Texto agregado el 30-12-2009, y leído por 230 visitantes. (3 votos)