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No desearas a tu padre Cap. 20



Porfirio regreso feliz a su celda, solo era cuestión de tramites y su libertad estaría a la vuelta del día, --mi hermano le dio a Leonardo lo logramos y lo abrazo efusivamente aquel gesto extraño para él y ahora que le salía tan natural, reafirmo el hecho de que no era un paria si no un ser humano.
Por su parte Soledad se había convertido en un fantasma que vagaba por la pequeña casa, su madre trataba de reanimarla y la incitaba a que regresara a prisión para tratar de ver a Porfirio, pero el pesimismo se había adueñado de su espíritu, y ella simplemente le contestaba:
--¿Para qué? seguramente no me dejaran entrar. –decía abandonada en su negatividad
Estaba muy lejos de saber que Porfirio estaba a unas cuantas horas de encontrarse cara a cara y por fin sin el obstáculo del espejo, y aunque la vida ya había apagado aquella llama impresionante de pasión aquello todavía tenía historia.
Aquel fantasma de la traición de Doña Toñita aun no desaparecía aquello también empañaba la ya complicada vida de Soledad, pero el destino a veces se empeña en sorprendernos.
Las escasas pertenencias que Porfirio llego a tener dentro de prisión ocuparon fácilmente una bolsa de plástico con el letrero impreso de la correccional, apenas su cepillo pasta y un viejo peine que se esforzaba por darle el look de Elvis, era todo lo que llevaba Porfirio por equipaje cuando con una mezcla de sentimientos encontrados caminaba puerta tras puertas que lo despedían con alaridos de sus goznes y con las voces de los custodios, ahí atrás dejaba lo mejor de su vida aquellos recuerdos, su único y mejor amigo y el único recuerdo bello de su vida el amor de soledad. La última puerta se abrió la luz del día y una ciudad semidesconocida par él se abrió frente a sus ojos.
Camino asustado por el frente de la correccional, esperaba encontrar a Soledad ahí, pero no fue así, con su escasa experiencia de investigador trato de indagar donde vivía, el día dio sus últimas luces, y entonces tuvo que recurrir al refugio de los liberados bajo palabra. El encargado lo condujo hasta un cuarto helado e impersonal, aquello le parecía peor que su propia celda a la cual ya se había familiarizado, acomodo sus precarias pertenencias y se tendió en la vieja cama, que al recibir su cuerpo se quejo con lamentable rechinido, se sumió en sus pensamientos y dudo como Jesucristo antes de morir, si estar ahí en libertad en busca de su quimera que era Soledad era lo mejor…

Texto agregado el 28-12-2009, y leído por 122 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
29-12-2009 Que regalo de fin de año encontrar este capitulo tan esperado.Gracias y muy bueno********* shosha
 
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