Para todos los niños de la calle
¡Las doce campanadas,
otro año llegará!
Felices están todos
y yo en mi soledad.
Se miran los colores
en el oscuro cielo,
y escucho los clamores
¡Ha llegado el año nuevo!
Festejan con pavo y vino,
se abrazan y se besan,
y yo sin un camino,
y con mucha tristeza.
No tengo a donde ir,
ni padres, ni hermanos,
dan ganas de morir,
nada ha de importarnos.
Nadie voltea a mirarme,
estoy en la banqueta,
a punto de acostarme,
en mi sucia chaqueta.
Mis manos temblorosas,
están entrelazadas,
aún están mugrosas,
por las horas pasadas.
No conseguí monedas,
hoy no hubo dinero,
no valieron las ruedas,
ni aventar el fuego.
Me maltratan en la calle,
y a veces me golpean,
quisiera ya marcharme
a donde no me vean.
He pasado mil noches
mirando hacia el cielo,
me despiertan los coches,
me acompaña mi perro.
El frío es inclemente,
no tapan los cartones,
y no hay ninguna gente,
que te dé unos tostones.
Amigos aquí tengo,
" El Pulgas" y "El Sabueso",
con ellos me entretengo
y me llenan de besos.
Comparto mis comidas,
con mis buenos amigos,
en bajadas y subidas,
ellos están conmigo.
Su calor me transmiten
y a veces sus enfermedades,
y cuando estoy muy triste,
no hayan como contentarme.
Por eso hoy quería,
regalarles un hueso,
pero ¡Maldito día!
no he juntado ni un peso.
Ya casi es año nuevo
y muy solito estoy,
ahora que me acuerdo,
me acompañan los dos.
¡Felicidades amigos!
¡Han sonado las doce!
Permanezcan conmigo,
sin pena y sin goce.
Bien saben que los quiero
y han sido más que amigos,
se durmieron mis perros,
se quedaron conmigo.
Si tuviera tres copas,
las llenaría de vino,
compartiría mis cosas,
con mis grandes amigos.
Les daría un gran beso
y un cálido abrazo,
al "Pulgas" y al " Sabueso"
y les diría: ¡Feliz año!
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