Pasaba y, por tenerla, no hice caso. Dejé, sin darme cuenta, que pasase. Después, apresurado, llegué tarde, Hallándola en el borde de su ocaso. Hermosa de vivir, ¿por qué te has ido, Si no te aproveché ni me avisaste? Calló, siguió pasando y, al mirarme, Me vi, flor del ayer, envejecido.
Texto agregado el 26-12-2009, y leído por 154 visitantes. (0 votos)