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Te levantaste, como hace una semana lo venís haciendo, pensando en eso que te tiene la mente bastante preocupada.
'¿Tiene solución?' Obvio... 'tiene solución, sólo tengo qué....' pensaste. Sabías que era posible lograr tu objetivo, solo que para hacerlo debías hacer algo muy costoso, en energía, dinero, mente, alma o etc...
Ese día te encontraste con alguien que lo único que hizo fue reafirmar tus razones para seguir pensando como lo venís haciendo desde hace un tiempo, o sea, sentiste una seguridad mayor sobre tus ideas y al mismo tiempo te diste cuenta (o no) que no maduraste ni un poco.
Después te encontraste con tu círculo cotidiano, compañeros de trabajo, de celda?, de clase, profesores, amigos, tíos, bla bla bla. Sofisticaste un poco tu personaje y le diste unos toques más de credibilidad, te convenciste y convenciste a los demás de algunas pocas cosas para tirar aunque sea un par de meses sobre las mentiras cotidianas de "estoy bien/mal, sano/enfermo, lindo/feo".
Llegaste a tu casa, a la misma hora, viste a la gente que siempre está, tus padres te preguntaron lo de siempre sin salirse del guión, tus hermanos te ignoraron un poco, pasaron por al lado y te preguntaron si le podías prestar eso que te pide a cada rato y después te fuiste a tu burbuja a rever el día que habías tenido.
Pensaste que todo estaba re mal, después te diste cuenta que todo está yendo bien, después te calentaste con alguien y después te quedaste rojo de la vergüenza (atrasada) sobre una situación embarazosa del día que no captaste a su debido tiempo, seguís pensando además cómo hubiera sido la conversación con Mengano si le hubieras contestado 'tal cosa' y en tus vísceras estás tan seguro de tus argumentos que solo tenés que prender la luz para desilusionarte de tus ideas, bien... cuando agarraste todos los argumentos de las personas que te dijeron lo que querías oír, te fuiste a dormir, con una tranquilidad relativa, pensando en eso que venías pensando desde hace una semana, todas las noches cuando te tapabas con las sábanas. De a poco te fuiste perdiendo en el mundo onírico, pero no sin antes pensar 'bueno, mañana lo hago sí o sí...' Hasta el otro día que
te levantaste, como hace una semana (y un día) lo venís haciendo, pensando en eso que te tiene bastante ocupado.
'¿Tiene solución?' Obvio... 'tiene solución, sólo tengo qué....' pensaste. Sabías que era posible lograr tu objetivo, solo que para hacerlo debías hacer algo muy costoso: energía? dinero? mente? alma?
Ese día te encontraste con alguien que lo único que hizo fue afirmar levemente tus razones para seguir pensando como lo venís haciendo desde hace un tiempo, o sea, sentiste una seguridad regular sobre tus ideas y al mismo tiempo te diste cuenta que no maduraste ni un poco.
Después te encontraste con tu triángulo social, compañeros de trabajo, de celda?, de clase, profesores, amigos, tíos, bla bla bla. Aceitaste mucho tu personaje y le diste unos cuantos toques más de credibilidad, convenciste unicamente a los demás de algunas cosas para tirar aunque sea un par de semanas sobre las mentiras cotidianas de "estoy mejor/peor, más sano/ más enfermo, más lindo/ más feo".
Llegaste a tu casa, un poco más tarde, viste a la gente que siempre está, tus padres te preguntaron lo de siempre sin salirse del guión, tus hermanos te ignoraron un poco, pasaron por al lado y te pidieron con una mirada se le podías prestar eso que te pide a cada rato y después te fuiste a tu bunker (mental y/o físico) a rever la semana que habías tenido.
Pensaste que todo estaba re bien, después te diste cuenta que todo está yendo peor, después te calentaste con alguien y después te quedaste rojo de la vergüenza recordando una situación embarazosa del día que captaste a su debido tiempo, seguís pensando además en la conversación con Sultano cuando le contestaste 'son todos los seres humanos son iguales"' y en tu cabeza estás mucho más seguro de tus argumentos que ni necesitás prender la luz para enorgullecerte de ellas, bien... cuando agarraste todos los argumentos de las personas que te dijeron lo que querías oír, te fuiste a dormir, con una relatividad tranquila, pensando en eso que venías pensando desde hace una semana (y un día) todas las noches cuando te tapabas con las sábanas y un acolchado estampado de Disney. De a poco te fuiste perdiendo en el mundo onírico, pero no sin antes pensar 'bueno, mañana lo hago, creo...' hasta el otro día que
te levantaste como hace una semana (y dos días) lo venís haciendo, pensando de forma autómata en eso que te tiene en estado de paranoia.
'¿Tiene solución?' a esta altura, mirá... 'tener tiene....' pensaste. Creías que era posible lograr tú objetivo, solo que debías hacer algo muy costoso: sincerarte con vos mismo.
Ese día te encontraste con alguien que lo único que hizo fue tirar abajo todas tus razones para que vos quisieras pensando distinto a como lo venís haciendo desde hace un tiempo, o sea, sentiste una seguridad menor sobre tus ideas y al mismo tiempo te diste cuenta que maduraste aunque sea un poco.
Después te encontraste con tu cuadrado monótono social: compañerosdetrabajodeselda?
declaseprofesoresamigostíosblablabla.
Remaste con tu personaje y le diste unos toques eléctricos de supervivencia, te mentiste y mentiste a los demás de algunas pocas cosas para tirar aunque sea un par de días sobre las mentiras cotidianas de "estoy espléndido/como el orto, muerto/vivo, libre/superficial".
Llegaste a tu casa, a alguna hora, no viste a la gente, igual tus padres le preguntaron (a las paredes) lo de siempre sin salirse del guión, tus hermanos te ignoraron, pasaron por al lado y usaron arbitrariamente eso que antes te pedían, te fuiste directo a tu tupper Ware a rever la vida que habías tenido.
Pensaste que todo estaba como tenía que estar, después te diste cuenta que todo estaba yendo mal, después pensaste en calentarte con alguien y te dio vergüenza (adelantada) sobre una situación embarazosa que sólo sucedió en tu mente, seguís pensando además cómo va a ser la conversación con Pengano cuando le contestes 'cosa talcosa' y en tu alma estás tan inseguro de tus argumentos que solo querés apagar la luz para olvidarte de tus ideas estúpidas. Cuando tiraste absolutamente todos los argumentos de las personas que te dijeron lo que querías oír y lo que no, te dormiste sin mucho esfuerzo, con tranquilidad, pensando en eso que venías pensando desde hace una semana, todas las noches cuando te tapabas con las sábanas, el acolchado y la almohada más cómoda del mundo. Te perdiste en el mundo onírico, pero no sin antes pensar 'bueno, creo que ya lo hice..."

Agustín.urrutiA

Texto agregado el 25-12-2009, y leído por 70 visitantes. (1 voto)


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