De un día para otro
a mi gato Misael
se le metió en su cabezota
ser un gran presidente.
su entrecejo se endureció,
ya no descendió más del tejado,
muy por el contrario
marcó territorio
a quinientos metros a la redonda.

Sus maullidos se hicieron más roncos,
más pausados, se notaba la mano
de un asesor de imagen detrás suyo,
ya no cazó ratones,
sus ideales crecieron.

Surgió también el Sultán,
enemigo sempiterno,
no sé si era derechista
o izquierdista sin remedio,
lo que yo sabía era que mi gato,
era un minino radical,
Viene de buena estirpe,
Y es un gato sin igual.

En las noches de campaña
se originaron las consignas,
unos cuchos maullaban: ¡Misael!
y otros avivavan: ¡Sultán!
temí que apareciera de pronto
en la amplitud de la noche
un tercertercista embozado,
uno que corriera aparte
para aumentar la competencia.

Pero la batalla estaba planteada,
sólo Misael y Sultán se peleaban
el cetro presidencial,
entre mininos grandes era la cosa,
no había lugar para principiantes.

Varios meses duró la campaña,
noches de tremolina,
volaban zapatos al techo,
el concierto gatuno no se acallaba,
las estadísticas decían
que mi gato estaba perdido,
que el Sultán tenía medios
para publicitar su campaña,
arreó gatos de otros tejados
y un team de gatitas coquetas,
iodo parecía indicar
que sería el triunfador.

Pero también en los tejados
existen los imponderables,
un gato se orino largo
sobre un tejado vecino,
la gotera se filtró
y fue a dar en la calva
del secretario del Alcalde,
éste, fuera de sí,
buscó en una alacena
una escopeta cargada
y ciego de ira, disparó.

Quedó el desbande de gatos
y Misael malherido,
más encima, una matrona,
manguereó los tejados,
dejando empapados a todos
los rivales de mi gato.

Los números se dieron vuelta,
Misael pasó a comandar
una muy importante encuesta
setenta por ciento para él
y treinta para el contendor.

Al final, sucedió lo de siempre,
a mi gato la campaña
le costó un ojo de la cara,
sin embargo a los rivales,
tan fanfarrones que eran,
las circunstancias hablaron,
quedando demostrado,
que todos eran gatos mojados…