En un hotelucho de Once
con ventilador de techo
la enorme soledad de la
travesti enamorada
conmueve a la vida.
Un héroe de pija larga
y mirada obscena
consuela por la noche
a la travesti bonita
como el estallido fugaz de una estrella.
Por la mañana
un montón de sopapos
y un:
-ya vas a ver puto de mierda
completan el cuadro
seis gotas de sangre
como pequeñas perlas
rojas
brillosas
sidosas
capullitos del cuerpo
del delito enamorado
una navaja gastada
volviendo al trabajo
sobre el vientre de piedra
y vello
del amante
un velador caído proyectando
luz en el silencio
En un Hotel de Once
entre el grito lejano de los niños
y las cumbias de las radios
donde llora el amor del macho
la travesti enamorada.