Vania era una chica que contaba con 19 años, muy seria, introvertida, sonreia y se divertía para sí misma, pues a pesar de ser tan sigilosa era alguien especial y tenia un caracter domable.
Una tarde ella lavaba la ropa de cama, sábanas de seda, blancas y suaves; cuando ella tendió la última que había lavado apareció una sombra, quedó asustadiza y un poco preocupada, de repente esa sombra desapareció y ella no le tomó importancia, pero en lo que ella iba dentro de la casa, un pila de baldes de su patio cayó de la nada y se dijo pensando:
-¡espero que no sea algo que me vaya a causar daño!
Entonces entró rápido y cerró con llave la puerta trasera que daba al patio, llamó a su hermana mayor que dormía en el segundo piso y le dijo:
- ¡Dahya! ¡Dahya! ven baja pronto, ¡tengo miedo!
Dahya que contaba con 24 años de edad, se levantó de un solo y asustada bajó para ver que le pasaba a su hermana preguntándole:
-¿Qué te pasa? ¡Dios me asustaste!
-Dahya algo raro me acaba de pasar!, no sabes es algo inexplicable
-¿que es?
Vania contó a su hermana lo sucedido y esta quedó en silencio, después de un rato se le ocurrió decir:
-seguro fue una rata!
-No, no puede ser, no hay ratas por aqui, todo permanece en orden y límpio, ademas son baldes pesados!
-ummmm, pues no lo sé, mantén cerrado por cualquier cosa
-claro! pero quédate conmigo, no me dejes sola! tengo miedo!
- Sí, está bien, pero avisa a mamá, es importante que lo sepa, asi evitaremos que pase algo grave
Vania hizo todo lo que su hermana le aconsejó, Vania tenía miedo, pensaba que podría ser la sombra que le apareció, pues no vió a nadie cerca, y de repente baldes apilados caen!, Vania estaba segura que podría ser algo fuera de lo normal.
Cuando su madre llegó, ambas contaron el hecho, Teresa, su madre llamó un detective y seguridad para evitar peligros, al dí siguiente llegó el detective y el guardia, que estarían así por una semana, si los hechos ya no ocurrían pues el guardia y el detective darían el caso por cerrado.
Pasó la semana, Vania no volvió a escuchar absolutamente nada, Dahya, tampoco escuchó ni vió nada, por lo tanto el guardia terminó su labor al igual que el detective, Teresa tampoco había escuchado ni visto nada y pues al final no se convenció.
Una noche Vania estaba en el patio, tenía que lavar ropa de nuevo, pues no iba a dejar de hacerlo, estaba tranquila, un poco mas tranquila pero sabía que en cualquier momento podría ocurrir otra cosa, tenía cerca una vara de hierro y estaba pendiente de cualquier cosa. Pero había algo, estaba viéndola por un orifico en una pared del patio, era algo extraño.
Ella no se había percatado de nada, pero al entrar de nuevo a casa, sintió su presencia, le dijo a Teresa y Dahya, que había algo en el patio, no sabía que pero estaba segura de eso, Teresa salió, examinó el patio, pero no hubo nada, entró y le dijo:
-Vania, por favor estuvimos una semana con un guardia y con un detective, maldita sea ¿que acaso piensas que te voy acompañar cada vez que salgas al patio? no hay nada Vania ¡nada!
Pero realmente si lo había, Dahya salió y logró sentir la presencia, sintió frío, y entró rápidamente, le dijo a Vania:
-Vania ¡Dios mío! ¡tienes razón! lo sentí hermana, pero sentí frío, y sentí miedo
-Oh! Dahya hermana, me crees, se que me creíste pero tus esperanzas acabarían sin evidencias
-Lo sé, ¿pero que podemos hacer?
-No lo sé Dahya, tengo miedo, ya no quiero salir afuera
Y asi estuvieron estas pobres hermanas, sólo tenían una con la otra, pasaron 2 meses, las chicas quedaron al final traumadas, no querían salir de sus cuartos, ambas odiaban la oscuridad, ambas estaban juntas en todo momento, Teresa nunca les creyó, pero por incrédula, una noche esa misteriosa presencia acechó fuertemente y desapareció a Teresa. No se sabe como pero Teresa desde esa noche nunca regresó, las dos hermanas se asomaron a la ventana y solo vieron un charco de sangre.
Los vecinos curiosos y preocupados fueron en busca de estas tres mujeres, pero ninguna apareció, las hermanas solo se asomaron y pues no quedó rastro de ellas! |