En este oscuro silencio, siento a lo lejos tu deseo acercarse y cae sobre mí tu anhelo como un fuerte estoque que me hiere donde más placer me causa.

Eres tan prohibido y tan hermoso.

Te aproximas y puedo sentir tu aliento y ya no sólo me queman tus palabras...se inflama el aire que nos rodea: somos como dos antorchas que iluminan la noche. Noche solitaria en la que únicamente nos dirige la pasión : ya no importan los demás, no ahora que tu lengua húmeda y tibia entra en mi boca.

Se alarga el silencio y tu corazón me dice que eres fuego. Tus ojos de ángel brillan cuando veo avanzar tus manos llenas de sol por mi cuerpo. Eres mío, manzana carnal de mi paraíso, pan del placer antes negado. Eres caliente y luminoso cuando te sumerges entre mis piernas y siento el tornado de tu delirio, la furia ciega que me libera, el ocaso del secreto eterno...la perdición, la vida.

Dejas aroma a frutos maduros, a olorosa enredadera cuando tus pasos se alejan sigilosos. Yo me quedo aún sintiéndote, mientras cae el telón cubriéndolo todo...