Esta historia comienza con tres momentos.

El primero. No me importaba ver borroso por las noches, solía descartarlo como cansancio de la noche. Fue al manejar buscando una casa, que me di cuenta que no podía ver el numero de las casas de la izquierda, a diferencia de las casas de la derecha, esto llamó mi atención.

El segundo salio de la boca de un oftalmólogo, "Tu ojo izquierdo ya no desarrolla mas visión..." me dijo apretando su quijada. ¿Has visto a alguien a punto de darte una mala noticia? Se quedan firmes y nerviosos, se quedan viendo al piso o directo a tus ojos fijamente. Me explicó de algún tipo de enfermedad degenerativa que esta debilitando mi cornea, mi mente se ausenta de los detalles, no me interesa conocer a fondo lo defectuoso que estoy. Las palabras que aterrizaron mi atención fue cuando mencionó que esto iba a seguir aumentando, hasta que tuviera nula visibilidad en mi ojo izquierdo.

“¿Eso significa que voy a perder mi ojo?”

El silencio habla más que el doctor.

“Solo su visión… en realidad…” apretó su quijada comprendiendo la futilidad de sus próximas palabras.

“¡Que suerte! ¡Solo mi visión!... Gracias por su tiempo.”

El tercero fue en un parque mientras fumaba. Vino en forma de lagrima recorriendo mi mejilla, hizo un alto en mi barbilla, permaneció inmóvil unos instantes y saltó para estrellarse en mi mano. Tengo en el pecho una prensa hidráulica, ejerciendo presión en mi corazón. Te necesito, y no estas aquí para decírtelo. Te necesito ahora, necesito decirte esto a ti, a nadie más que a ti. Quisiera que estuvieses aquí conmigo y que compartieras este pequeño funeral que le haré a mi ojo. Eres la única persona con quien puedo compartir mis tonterías, y no solo no sentirme juzgado, si no acompañado.

Aun no pierdo mi ojo, pero algún día lo haré, y solo se ira poniendo peor. Hoy que puedo decir que no esta tan mal me despediré, que el recuerdo se quede muy bien grabado como un ojo útil y no como un problema mas. He visto conciertos, choques, multitudes, paisajes películas, fotografías, obras de arte, mujeres, motores, cervezas, pero mi instinto me dice que esta es la única forma de despedirme de el… con tu fotografía.

Abro la guantera de mi camioneta y saco la fotografía que me regalaste, ¿Te acuerdas? Es la fotografía que nos tomamos el día que te pedí que fueras mi novia, traes puesta mi chamarra de piel por que tenías frío y yo salgo dándote un beso en la mejilla, sales viendo directo a la cámara con esos ojos verdes, que solo tu tienes. Y memorizo cada línea que la delimita, cada color y cada recuerdo, tu piel perfecta y el rojo de tus labios. La felicidad en mi rostro y esperanza.

Una segunda gota paracaidista (cortesía del próximo difunto) aterriza en la fotografía, justo donde están nuestras manos juntas, apretando firmemente como si no quisiéramos soltarnos. Pero al fin y al cabo que importa, ya te tengo memorizada, no soy tan ambicioso. No hay tantas cosas que desearía ver. Tal vez me hubiera gustado ver nuestra relación feliz. Pero me dejaste solo con el cadáver de los recuerdos.

Ya ni estoy seguro para quien es el funeral, si para mi ojo o para nuestro pasado.