— ¿Ese es?
— Si, te dije que estaba bien grandote
— No, pues si está algo grandote
— Mejor vámonos, ya me dio miedo
— Sácate que, no llevamos un mes entrenándote para rajarte ahora
— Pero me va a ganar
— No te gana, acuérdate de todo lo que te dije
— Y si me atrapa y no me puedo zafar
— Pues lo muerdes, eso nunca falla
— ¡Mira que zapatotes!
— No te fijes en eso, concéntrate en su cara, en cuanto se te acerque ya sabes que hacer
— Me va a ganar, mejor venimos otro día que haya más tiempo
— No seas llorón, tú tranquilo, si veo que te va ganando me meto a ayudarte
— ¿En serio?
— ¡Claro que sí! ¿Cuándo te he fallado?
— No, nunca, pero
— Ándale, grítale para que te vea y luego, luego te le avientas
— ¡Va!, ¡hey tú grandote! ¡voltea!
— ¡Mamá, mamá! Mira dos hormiguitas
— Si mira que bonitas, ¡no!, ¡no! ¿por qué las aplastas? ¡grosero! Te he dicho que no maltrates a los animalitos ellos ni siquiera piensan en hacerte algo malo, metete a tu cuarto y estás castigado, eres un abusivo.
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