Chiqui vivía en una casas de invasión en Ciudad Bolívar, un barrio muy pobre de Bogotá, era bajita y flaquita y trabajaba cuidando carros afuera de una Universidad Pública. Chiqui siempre decía que quería ser grande para entrar a la universidad y dejar de trabajar en la calle. Chiqui parecía muy inteligente y viva, su único problema era que no le hacia caso a nadie y fue así como consiguió un novio mucho mayor que ella. A chiqui le habían explicado en la escuela que a los bebes no los traía la cigüeña, pero eso fue en tercero, el ultimo curso que logró hacer. Pero Jesid, su nuevo novio, estaba dispuesto a aclarárselo con demostración incluida.

Esa mañana Chiqui llegó a trabajar y se sentía muy mareada, ella pensaba que era normal, el reflejo de la falta de comida y la desnutrición. A los pocos meses Chiqui empezó a notar su barriga un poco hinchada y se percató de que su periodo hacía 4 meses que no le llegaba, pero a Chiqui nadie le había explicado sobre eso; solo ese señor que le repetía que no le iba a doler y que no se preocupara que nada le iba pasar, mientras le quitaba la ropa.

Chiqui no lloró porque era muy fuerte pero si se asustó mucho cuando su mamá se dio cuenta de que Chiqui a sus 14 años iba a ser madre.

Hoy en día, Chiqui ya no existe, desapareció. Ahora existe una mujer de 15 años, que se gana la vida cuidando carros afuera de una universidad pública; esperando la compasión de algunos y el juicio de otros que la ven cargando a su pequeño bebe de apenas dos meses. Desapareció Chiqui, la niña a quien el destino y la ignorancia la forzaron a cambiar sus muñecas y su kit de cocina, por una pañalera y un bebe de carne y hueso.