Azul profundo que envuelves, mi espera. Sigilosa miro tus destellos y me muestras el dolor de mis decisiones… que más da en verdad pensar en aquello que no fue, porque tus constantes se vuelven dolor y desprecio.
Silencio, siento el murmullo de un respirar, perdón era solo mi ego repartido en pedazos dentro de una habitación vacía. ¿Soledad? No se que es eso, esa palabra no significa nada hoy cuando no hay más que perder. Algún día comprenderé el malestar enfermo de mis acciones, burdas y engreídas que se jactan de saberlo todo, más tonta niña idiota nada sabes hoy, solo despertar, respirar y mirar atrás.
Hubo días lindos, no lo niego, y otro no tan malos también, hoy es nada, solo espacio que se pierde y aire que no cuento, si hasta mi sombra se burla y se adelanta, me deja atrás y se despega, jactándose de lo inherente de mi ser. El tiempo, espacio vacío entre un tic tac y otro que solo sirve a quien vive por él. Nada tengo, todo llevo nada guardo, dolor y resentimiento ya no busco ni escondo, se pasean ante mi y ni siquiera me miran, no se ríen, no me ven.
¿Me descubres?, jaja, lo dudo no sabes quien soy, no importa no lo necesitas ni yo tampoco. La soledad me abraza y susurra un insulto, es miel para mi pasión pisoteada por la indiferencia y me vuelvo a confundir…. ¿qué día es hoy? Creo que nunca importó, quizás sea el día de volver a perder, lo extraño, te extraño, pero que, aun no lo sé, pero pronto tampoco importará.
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