Qué sabes tú
lo que lleva una mujer
adherido a las cuencas de su cuerpo?

No conoces la palabra
que hace cerrar el capítulo que doblega
y retuerce los caminos recorridos,
no sabes de lo humano
de la necesidad de incondicionalidad,
de las extremas noches
de mis sueños atrapados
en un corazón enlazado
a los ecos del recuerdo.

Cómo crees que se reemplaza
la noche de sus besos?
Cómo! enséñame entonces
enséñame a ser
la luna del despecho arrancando
a la otra vereda...

No, no sabes
no me puedes enseñar,
porque tu estructura predica
el discurso que rechaza mi alma,
el discurso ambiguo
la sensación de duda
que deja la palabra de un amigo
que predica de otro amigo,
de mi amado,
lo que mi alma aún no desea concluir.