En esos actos cotidianos hay, sin dudar, un método aunque así no lo parezca y visita sin pausa tus momentos. Tú lo permites y alientas con ritmo al cual aquietas para no cometer errores con naturalidad tan propia. Ya forman parte de nosotros pues se han incorporado en forma adecuada y tranquila hasta ser parte relevante. Nunca osan terminarse. Crecen sin pausa ni límites. Los dejamos fluir sin barreras pues ahora nos pertenecen. Advierto que estás siempre despojada de disfraces. Para eso llevas poder y son innatas tus virtudes. Así derramas en mis creencias sanas y añejas presencias. Nuestra conciencia está limpia y exhibe virtuosa tranquilidad.
Texto agregado el 16-12-2009, y leído por 200 visitantes. (4 votos)