SED MALSANA
I
-Profano, impío y sobre todo un sobresalto satánico es como puedo describir aquello, no había logrado entender con simples raciocinios mortales ese avistamiento a lo desconocido; a una ventana cuya vista era la de la locura y la perdición agónica. Mi mente tratando de obturar aquellos sucesos horrendos se ha refugiado en substancias que inhiben esos recuerdos malsanos; pero todo esfuerzo ha sido inútil, cuando el efecto acaba, vuelven a mi con mas ímpetu que antes, eso combinado con mi remordimiento han hecho de mi psiquis un mar de dudas ya que al comentar esos acontecimientos con otra persona, los membretes de loco y paranoico surgen a ala luz, ya que la gente perjura no haber oído nada acerca de Iván Martínez y de su ominosa desaparición.
Como he dicho antes mi vida se volvió un martirio tanto que he querido tomar mi revolver y sacar aquellas imágenes demoniacas de mi mente, pero la cobardía me ha hecho desistir de mis propósitos, y quiero dejar relatado que esos sucesos fueron lo que provocaron en mi una paranoia extrema a tal grado de dormir por las mañanas y estar en vigía toda la noche ya que el mínimo ruido trae a mi pensamientos infernales que me aterran con una fuerza tal que mi cuerpo comienza a estremecerse, dejando entrever mi lado mas vulnerable.
Todo ocurrió sin más un día de verano del año 1959, era de esos días apaciguados con un cielo casi nublado, con signos de que una lluvia casi torrencial se dejaría ver apenas anocheciera. La pequeña comarca en la que vivía llena de terruños abandonados y una que otra cabaña de madera combinada con el bosque que nos rodeaba y cuyos follajes de los arboles no dejaban pasar la escasa luz solar que hacia de vez en cuando, daban como resultado un escenario tosco y tétrico.
Aunque la región estaba algo retirada del pueblo principal conectada por un sendero de arboles talados y rocas musgosas, no era tan ermitaña como se creía, era un simple aldea conformada por escasas 20 cabañas, todas antiguas y que se habían establecido a principios del siglo XVII con sus parte aguas y sus cercas de madera apolillada y llena de hongos con una irónica hierba que la invadía desde su base. Sobrevivir en ese ambiente era algo muy tosco para un ser que provenía de la civilización y que había adquirido dicho bien por poco dinero y que no sabia nada de la vida en los bosque donde el aire no era una mezcla enrarecida de gases tóxicos.
Cuando llegue a dicho lugar, los lugareños me huían como si me tratara de una peste que había caído sobre sus casas, mas sin en cambio, esto no me pareció demasiado ya que el sentimiento era mutuo y no porque también los despreciara, si no mas bien era una aversión natural a su cultura ya que eran dados a adorar a ciertos bajorrelieves que tenían en una pseudocapilla hecha de materiales improvisados, y que daba la impresión de un altar. Esos bajorrelieves que llegue a observar en las entradas de las casas eran representaciones de monstruosidades –o deidades para ellos- de origen marino, y otras mostraban cierto parecido a alguna clase de perro o lobo con un aspecto demasiado tétrico y miserable que emitían asco.
El ser de aquellas personas era demasiada arcaico y no se comparaban en nada con las personas del pueblo a las que rehusaban y se comportaban como verdaderos ermitaños, aunque era de esperarse de personas de baja ralea. Muchos de los hombres y adolescentes eran dados a labores como la caza, la pesca y alguna que otra tarea domestica; mientras las mujeres se encargaban de su hogar y labores comunes en esos sitios. Respecto a su aspecto físico solo puedo decir que su piel era tan blanca que ni el más blanco lino podría compáreseles. No había escuela, si no mas bien eran educados en casa y solo bajaban al pueblo los hombres cuando tenían la necesidad de ir a emborracharse a una cantina de mala muerte en el pueblo vecino y cuando necesitaban dinero para comprar algo de petróleo para sus ya retrasadas lámparas de ese material, obtenían el dinero vendiendo en el mercado del pueblo sus productos que obtenían de la caza como la carne o las pieles.
Sus actividades eran de lo más normal, pero todos los sábados se juntaban en la capilla de la aldea donde sus toscos bajorrelieves eran adorados y emitían rezos en un idioma incompresible para mi, pero en algunas ocasiones pude escuchar algunas palabras que me helaron el torrente sanguíneo como satanim y necronomicon. Todo esto lo se ya que pase 2 meses tratando de adaptarme a la vida de esa aldea, después de ese tiempo, ya no era huido por la gente que a pesar de su gentileza hipócrita deseaba mantenerme alejados de ellos ya que despedían cierto aroma a cadáver mezclado con tierra húmeda, cosa que me producía nauseas.
También platicando con gente del pueblo contiguo pude saber que los fundadores de la aldea eran personas con ciertos tintes de brujería y satanismo-cosa que no tome con mucha importancia ya que no era del todo supersticioso-sin embargo la gente del pueblo solo trataba con ellos porque les vendían los productos de la caza y les compraban productos que eran necesarios para ellos, además de que les tenían cierto miedo ya que según ellos, aseguraban, las noches de todos los santos y las noches de walpurguis salían a adorar a sus bajorrelieves en el bosque y daban alaridos enormes que terminaban al día siguiente. Por eso ellos no osaban a salir de su comarca al bosque ya que era un génesis de innumerables y fantásticas historias que hasta el día de hoy no se si en verdad eran inverosímiles y fantásticas.
Hasta el párroco del pueblo se negaba a afrontar a esos herejes ya que decía según una visita que les hizo hacia tiempo que era como si tuvieran algo maligno por dentro con destellantes ojos que parecían devorar su alma de un solo bocado.
Tal era la relación que tenia con mis obligados vecinos de la aldea que me invitaron a una de sus ceremonias ominosas y que con agrado pero con mas interés acepte de inmediato, Dios es mi testigo y sabe que no puede haber en el mundo nada mas profano y blasfemo como lo que presencie esa noche de sábado, tanto niños como los adultos aparte de rezar a una figura demasiado apócrifa e infernal bebieron un extraño y asqueroso brebaje que estaba compuesto por la sangre y viseras de un macho cabrío viejo que habían traído como ofrenda para su deidad que tenia una extraña figura hibrida entre un perro con cabeza de hombre, de verdad era algo espantoso , y mas cuando me dieron el recipiente donde se encontraba el maldito brebaje; después de eso no se como salí de ese sitio del diablo y me dirigí a mi cabaña, bañado en sudor y demasiado pálido como para poder siquiera recordar si había probado tan impía sustancia, solo me dirigí al baño y vomite lo mas que pude del asco, era como si el olor que desprendían tanto ese brebaje y el hedor a cadáver se hubiera adherido a mi de una manera eterna. Dios sabe que pague cara mi osadía por osar en entrar a ese templo o capilla donde el aquelarre se reunía cada sábado con la intensión maléfica de saciar su sed malsana con sangre de animales rezando a dioses blasfemos que están en la obscuridad acechando a que sus seguidores les brinden esa energía para despertar y conquistar a la tierra, el sitio al cual habían bajado cuando aun el Sol era joven.
II
Para finales del verano, pude darme cuenta de que una cabaña había quedado desierta, lo había notado ya que era la cabaña contigua a al mía, pero no faltaba mucho en estar desocupada ya que el antiguo dueño de dicho inmueble la vendió por razonable cantidad a un forastero que si bien pensaba era lo demasiado loco o por lo menos falto de sentido común como para ir a habitar esos lugares aun a sabiendas de que en el pueblo podría encontrar mejores departamentos y con mejor ambiente a comparación del que estaba yo viviendo; ya que después de aquel fatídico sábado rehusé por mas que pude acercarme a gente de tan extrañas costumbres, y ellos parecían no entender mi mensaje ya que me seguían invitando a sus extravagantes sesiones infernales que habían revuelto en mi psiquis un desasosiego mundano.
La tarde en que conocí a Iván Martínez, el cielo estaba cubierto por una espesa nube grisácea presagiando la lluvia torrencial que anteriormente he descrito, recuerdo que estaba contemplando a las personas realizando sus tareas cotidianas con premura ya que ese día era sábado y de nueva cuenta el aquelarre se reuniría a adorar dioses inimaginables para un hombre cuerdo.
Con un paso vacilante aquel hombre cubierto por un abrigo demasiado extraño llego a la aldea por el sendero que nos conectaba con el pueblo vecino, vestido con una gabardina negra y algo sucia cargando dos maletas de cuero negras, llego ala cabaña contigua, no sin antes detenerse a en la entrada de dicha casucha para contemplarla, después de esto miro hacia mi ventana, era una expresión que dejaba ver algo de audacia, yo sin saber que hacer pude solo levantar el brazo y hacer un ademan que instaba a un saludo algo forzado por la situación, el se sonrió y entro en el inmueble.
La miradas de la gente se posaron en la cabaña de tan extraño personaje que había llegado al igual que yo 2 meses antes y era tratado como un maleficio, lo cual era irónico ya que en ese lugar donde los habitantes eran taciturnos y sobretodo de un aire maléfico que se podría respirar a penas se entraba en contacto con el, no se podía decir que en verdad el se tratara de un mal mayor-eso es lo que quiero creer ahora ya que uno siempre cree que para ciertos males es mejor liberar un mal de mayor intensidad , aunque las circunstancias posteriores sean ominosas y desastrosas- que llegaba a esos yermos en los cuales se empezaría a gestar una trama tétrica y terrorífica que casi asolo a ese sitio dando como consecuencia el fina de tan ostentoso culto del diablo o de esas deidades en las que ellos creían.
Caía la noche y lo único que podía hacer en esos días los cuales eran de ritos infernales en la capilla donde se reunían esos sujetos, era encerrarme a piedra y a lodo ya que sus estrepitosos rezos me helaban la sangre y me quitaban la calma. Pero esta vez fue algo más normal-por así decirlo-ya que no se escuchaban con tanta intensidad como en otras ocasiones además de que casi fue efímero.
Pasaron 2 horas y de repente escuche que tocaban a la puerta, un sobresalto me hizo tirar la copa de whisky que había comprado en el pueblo, no sabia que hacer, si eran las personas de ese culto maldito, si venían por mi y me querían para un sacrificio………….no, no podía pensar en ese momento otra cosa que no se trataran de ideas paranoicas y aberrantes ya que estando en esa situación era lo único que podía imaginar. Me dirigí a una cómoda que tenia en la sala y del cajón saque un revolver de 6 tiros; el toc, toc de la puerta resonó de nuevo, verifique que hubiera balas suficientes, la escondí en mi bolsa de mi chaqueta, me dirigí a la puerta y justo cuando la abría mi corazón quería salir de mi caja torácica con una fuerza que se esfumo al ver quien era mi visitante.
Se trataba de mi nuevo vecino que estaba de pie fuera de mi puerta, con un suspiro casi desgarrador y aliviado lo mire de reojo no había observado su fisonomía desde tan lejos pero ahora que lo contemplaba pude percatarme de una casi imperceptible cicatriz sobre su ojo izquierdo que cruzaba desde la mitad de su frente pasaba sobre su parpado y llegaba a media mejilla, sus ojos seguían expresando esa astucia fría y algo calculadora, aunque era un tipo bastante normal algo me decía que había una especie de similitud con la gente de la aldea casi parecida a lo que describió el párroco del pueblo cuando vino a la aldea.
Lo invite a pasar, le hice un ademan para que sentara, cogí el vaso donde estaba el whisky que había tirado , al incorporarme, el extraño se presento con el nombre de Iván Martínez, me dijo que por su culpa había tira mi bebida, lo cual no tarde en reparar al decirle que no había problema, el ambiente en si era el responsable de que mi nervios estuvieran exaltados – y era verdad ya que nadie en su sano juicio podía reponerse a por lo menos los estruendosos rezos sonoros de los habitantes de la aldea y su fantástica conexión con las deidades o mejor dicho las imágenes grabadas en los bajorrelieves de arcilla o madera a los que adoraban-, invite a mi acompañante un baso de alcohol, el cual agradeció e inmediatamente de su bolsillo saco una paquete de cigarros, del cual me compartió pero yo decline su oferta ya que no era dado a fumar, metí la mano en la bolas de mi chaqueta para buscar un fosforo, y al buscarlo sentí la culata de mi revolver, creí que en ese momento no era necesario ya que por ahora podía estar seguro de que mis ideas paranoicas no eran mas que eso, paranoicas llevadas al extremo por mi mente cansada.
Al comenzar a platicar acerca de porque compro la cabaña de al lado, mi nuevo vecino respondió que necesitaba un lugar donde descansar las vacaciones y como el precio era admisible la compro sin mas reparos, además de estar rodeado de naturaleza lo cual para el era fantástico por su oficio de pintor y había decidido pasar las vacaciones para poder inspirarse antes de volver a su vida citadina, al igual que yo también tenia motivos como querer loa calma en un periodo, aunque sinceramente pensé decirle lo que pasaba en esta aldea sin embargo el éxtasis con el que me decía acerca de sus proyectos para pintar paisajes me desanimaron a decirle la verdad y mas me sorprendió cuando el abrió el tema como cuando se quiere echar una mirada a la caja de pandora y después cerrarla.
Se dirijo a mi respecto a que era tanto alboroto en la capilla del lugar, yo trate de responder con mesura sin tratar de que mi invitado pensase que estaba loco o cosas por el estilo, cuando termine de narrar en parte lo que sabia-ocultando mi terrible experiencia apenas hacia una semana atrás- mi invitado solo se reservo a decir con una sonrisa o un mueca de esta que era lo mas natura ya que el hombre poseía cierta inteligencia para descifrar cosas que solo la imaginación puede concebir.
Aunque estaba en desacuerdo casi total con mi acompañante algo me impedía decírselo de un modo mas abierto y apacible ya que no podía creer que el tipo que tenia frente a mi me dijera que adorar a deidades de una manera –según las narraciones de los habitantes del pueblo contiguo-era algo natural como pensar.
Mi invitado noto cierta denegación en mis parcas palabras así que se levanto y me pidió una disculpa, dijo que había lamentado ofenderme de esa manera, sin embargo yo trate de detenerle y decirle que estaba muy exaltado y que me tocara a loco pero, el insistió en su culpa lo cual me hizo sentir algo culpable, despidiéndose de mi con una mano franca que extendió al dirigirse a la puerta me pidió le enseñase el día de mañana los alrededores, lo cual por cortesía trate de explicarle que no los conocía bien y que solo había ido ala pueblo algunas ocasiones y no conocía el bosque-la verdad jamás me hubiera osado a entrar a ese bosque ya que las narraciones de los pueblerinos me dieron algo de pavor y decidí mejor no ir –al oír esto el dijo que era mejor si las explorábamos juntos cosa que trate de no negarle ya que prefería ir acompañado por esos lugares que solo.
Quedando al amanecer, se volvió a despedir y cerro la puerta tras de si, lo seguí con la mirada a través de mi ventana y cuando entro a su casa, me pareció ver algo, aunque hasta ahora no estoy seguro ya que era de noche y la luz de las lámparas no alcanzaba iluminar perfectamente, pero me pareció por un instante observar un par de ojos rojos a lo lejos, aparte de sentirme observado desde todos los ángulos, cerré las cortinas y me prepare a dormir. No descarte de que algún aldeano tratara de entrar a mi propiedad, así que coloque el revolver debajo de mi almohada y atranque la puerta.
|