K.L.
K. L.
No hay motivos para Kent Lang, ha decidido tomar el avión pese a no saber a donde va, pese a no entender quien lo recibirá allá, allí .
Kent Lang ha tenido siempre metida esas ganas de llegar a donde nadie lo reciba, pero no le ha ocurrido aún, siempre le ha esperado en cada aeropuerto, en cada lugar algún desconocido, de gesto extraño, a veces sonriente, a veces tonto , a veces indescifrable; le han puesto un letrerito delante del rostro que sólo dice: “Kent Lang”, así, sin más, sin una imagen, sin un cariñito, sin un abrazote nostálgico de amorcito corazón, les ha tenido él que reconocer, ha tenido que leer, que descifrar su propio nombre en varias letras y en varios colores, varios tamaños, poner cara de circunstancia, señalar la maletita ruandesa y allí vamos otra vez: “¡Guelcóm mesié!”.
Kent Lang me recuerda mucho a quien yo quería ser cuando niña, pero en mujer, Kent Lang es hombre y yo quería tener lo que tiene él pero en mujer, esa tropa de garradópolos siguiéndola a una, sonriéndole a una siempre; nunca imaginó cuando su madre lo engendró y peor aún cuando de pericotito jugaba a que iba a ser un nobel pacífico que iba a terminar metido entre tanta tropa impersonal, correcta, sonriente pocas veces, cordialmente insincera casi siempre, nunca sospechó que llegaría hasta mí montado en ese avión tamaño jet personal de “African airlines”.
¿Y quién soy yo mientras?, aún no soy nadie, mi nadie y mi todo están aquí, al otro lado del televisor, hablando de Kent Lang y Kurita Munita, o sea yo. Ayer iba aprisionada entre mil caras humanas, entre sudores de Santiago de 33 grados, colgada a mis libros y a mi yunque personal: mi maleta todo lo tengo, todo lo puedo, pero que pesa como mierda lunar; viajando de aquí hacia allí, en una ciudad que representa una aventura diaria de todos los segundos, donde soy una extranjera, una paria embelesada, a lo más una ciudadana cordial del mundo; intenté ponerle glamour al día : “tomé” un taxi feliz “De 100, de 100”, pero el estúpido taxista sólo me ha insultado, me ha gritado “¡Paria!” (y he llorado harto rato ya, lo reconozco, escondida en una esquinita oscura, para que nadie me vea ni se ofenda ,ni se alegre ni se ría con y de mis lagrimones), ¿Qué tiene de extraordinario que sea una paria?, todos somos paridos, algunos malparidos, expulsados al mundo de una manera poco comprensible para la vida humana que llevamos, todos hemos nacido aquí o allá, pero muchos somos hojas al viento, arrastrados al mas allá o al mas acá, no crees ¿Kent Lang? . ¿Por qué tu “guelcom” y yo “paria”?. La diferencia entre tú y yo sólo está en nuestra forma de viajar, es más, nos declaro en este mismo momento viajantes del mundo. ¿No has visto cómo los pajaritos siguen cantando en todas las partes del mundo de la misma manera? .¿Acaso no has leído que hace mil años piaban igual?. Hoy yo pío para ti y tu para mí bajo la misma laringe, hoy entendemos las mismas letras, ¿Te pareceré renegada Kent Lang?..¡no!,¡ no!,¡ no!, sólo son mis preguntas a la vida. Hoy escucho sonidos del mundo como tú, lo malo es que “tus sonidos” a veces te son tan adornados que te llegan como sonidos finamente finlandeses, a mí tambien me llegan, falsos a veces, porque quiero, porque te quiero, porque me engaño o porque quiero ver al mundo sonando a bonito limón.
Kent es grandote, tiene los ojos fijos, perdidos (y nadie se ha dado cuenta creo yo), a veces pierde la noción de la realidad, del tiempo, de los cambios, a veces viste de verano y se encuentra en algún otro invierno en unas horitas más, como si su sola presencia hiciera viajar al sol hacia él mismo, o como si su ausencia llenara los espacios de frío y al revés. Yo sigo el tiempo mientras el tiempo me sigue a mí, aguanto inviernos que se siguen de primaveras, tengo que aguantar mis depresiones otoñales, debo vivir con los 30, Kent vive con sus 40.
¿Qué une a Kent Lang que brama en todos los idiomas a una Kurita bonita?: Nada , salvo nuestra humanidad, vida es lo que tiene que ser, Kurita bonita podría curar su almita (eso dice Kurita ), Kent Lang podría abrirle los ojos ( ésto tambien lo dice Kurita) o enseñarle a hablar en todos los idiomas (esto sí lo dice Kent); si un alma viaja 80 000 km solo para encontrarse con otra alma :¿Qué crees tu?: “¿Destiny?” lo único real es que han cruzado mares y también miradas, lo único real es que una noche sirve para una vida. “The most important” es que hoy no importan los calores eternos de Santiago enveranado. Una noche puede matarte de amor, a veces no sirve más que para hacerte ver que somos iguales aún, tú con tu sangre y con tus penas, yo con mis angustias y mi sangre que ahora es tu sangre. Kent Lang sé que no me llevarás más que en tu corazón, que te acordarás de mí en tu postrer suspiro, que me olvidarás por momentos en brazos de esas mujercitas trasero de espanto. Kurita Munita sabe que siempre será Kurita, una paria no aquí, no allá sino en todas partes, sabe que te llevará y que te cambiará otra vez y otra vez y otra vez por otro y otro, también sabe que cuando llegues a mí no te recibirá más el filipino gregoriano ese que te recibió la última vez. Sé que te recibiré con una sonrisota, sé que para tí habrá un abrazote amorcito corazón de melón en esta ciudad o en todas aquellas donde me vuelva paria otra vez y otra vez.
Colofón:
Se me había ocurrido matarte la noche en que nos conocimos, sólo para que te quedes conmigo, pero me pareció un final indigno para nuestras aventuras mundiales. Se va el que se va, se queda el que se queda . Para ti amorcito corazón. Besotes.
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