Hay un cuerpo en silencio que te llama en horas de tormenta,
lo detienes todo en una esfera de momentos
cada redada de tus ojos
cada palabra que brota como cascada en mis huesos húmedos
cada sublime hora detenida
cada dedo suspendido en la terquedad de la piel pálida.

Ahora en tí
bajo al suspiro
al silencio
a la dominación.

Te necesito,
por cada dedo que me toca
por cada peregrinaje tuyo al desierto cándido.

El aire aquí adentro donde tocas respira quieto
es un aire inspirado.

Cada rincón del cuarto donde habitas huele a lágrimas frescas
cierra la ventana y ahoga al silencio
justo ahora están encerradas todas nuestras voces
cada nervio que se sonroja.

Encierra cada pesar que las calles que hemos caminado guardan
cada lluvia
cada canción que cantan nuestros ojos,
pensemos en la mejor manera de liberar nuestros besos en el lugar público de nuestra ventana cerrada.

Di no! al temor que alguna vez dejamos atormentar nuestro momento
mantén el lazo colgado junto a nuestra puerta para matar a los demonios que nos persiguen,
guarda nuestras propias muertes con llave
jamás se sabe que puedan llegar a nuestro nacimiento.

Tómame a ti,
bébeme
ponme el nombre de la calma
lígame al ángel que te cuida
detenme en las pesadillas de tu mente
y átame a una telaraña para que no pueda devorarme tu critica,
tu mentira.

Hazme tu camino
tu memoria
porque eres ojos de lobo
eres mi ser que migra hacia ti mismo
eres la palabra desnuda
el nudo que ata
un cansancio nuevo que se queda conmigo
cada sueño que reposo junto a ti
junto a los astros
junto a mi canibalismo.

Déjame que te conjuré
íntimo eres a cada canto de pájaro
a cada búho que duerme
el sillón donde te meces
donde dices amor
donde me necesitas
donde a gritos me llamas.

Se mi nombre,
duérmete en mi misma
viértete en la prolongación de mi existencia
hazle decir a mi boca tu nombre.

Como espejo que se idolatra con la imagen reluciente de una pared que le visita siempre
así preciso tu dibujo oscuro que reposa bajo mi cuerpo acordonado en ti y
dejas de mover tus dedos que se ondulan en mi espalda.

Se el amanecer,
seamos el nombre de lo innombrable y
dejemos que caiga la tarde complacida.


Los ojos de la tarde.