Como todo viajero me embarqué entre nubes y piernas,
Bebí de cada copa, de cada beso,
Ebrio de besos, siempre buscaba mas copas.
Y como todo viajero le bailé un tango al olvido
Y como todo maldito le hice el amor al recuerdo
En suaves sabanas de cristales rotos
De unas antiguas copas que vacías se rompieron
¡Soy férreo, viajero sin nombre, poderoso!
Crucé todos los mares del dolor, ebrio.
Escalé montaña tras montaña, derramando cristales
Arrasé selvas vírgenes, sin miedo, sin prisa.
Siempre contento de cada victoria
Brindando entre copas y besos.
¿Y el amor?
Terreno jamás conocido, ni deseado.
Estoy sobrio, vagando en su camino infinito,
Sangrando de tantos cristales en la piel,
Sin olvido, sin recuerdo, por ser mal amante.
Ahora perdido en mi soledad.
El mesiaz |