“Las espinas de la rosa”
-La rosa y la declaración de amor en la noche-
III
-La frase “Te extrañe” resonó en mis tímpanos, la atmosfera envuelta en una armonía tensa que sentía la podía romper con solo tocarla. Mi mente solo podía referir pensamientos como “¿te extrañe, pero si no te conozco, como puedes decir que me extrañaste?”, sin embargo la mirada de la chica que estaba frente mío parecía que me conocía o aparentaba conocerme.
La brisa que se genero en ese instante jugo con su cabello y el mío para que fuera un intermediario en esta situación y ella con una risotada rompiese el silencio sepulcral que se había formado entre nosotras.
-¡Ja, ja, ja!, pero que cara has puesto Natalia, parece como si hubieras visto un fantasma, o acaso ¿es que te doy miedo?
-¿Eh?, no, no la verdad es que estoy algo sorprendida…….je, je.
-¿sorprendida? , ¿Por qué?........ ¡Ah!, no será porque supiste que yo me iría a mi casa y al verme aquí pues será como que alguien te engaño, ¿no es así?- me pregunto de una forma astuta.
Sabía la respuesta, pero buscaba palabras que no le dieran armas para poder decir que yo si me estaba ocultando de ella, además era muy cierto que Vanesa me había engañado…. o al menos que la engañada haya sido ella, en ese caso se le daría el beneficio de la duda. Me mantenía callada para formular una respuesta que le convenciera y que prácticamente también a mi me convenciera ya que seria molesto el tener que hilar mentira tras mentira. Pero parecía ser que yo era más clara que el agua ya que Mónica se anticipo a mí y me dijo.
-Si, creo que lo que te dije es cierto……..la verdad, yo mentí diciendo que me iría a casa, así que todas lo creyeron y se fueron. Tanto Brenda como Judith y claro la que creí seria un poco más difícil de engañar se lo trago.
Evidentemente esa persona que pudo ser engañada de una forma tan soez era Vanesa sin embargo pareciera que Mónica se le adelanto dos pasos en el futuro y vio como poder engañarla, claro que yo aun tenia mis dudas. Como el que si Vanesa había previsto que seria engañada por Mónica y a ella solo le interesaba ver a dos ratas de laboratorio para saber el resultado de su experimento……en ese caso Mónica era la engañada, aunque no me atrevía a decirle estas hipótesis, ya que en ese momento no podía pensarlas claramente por la postura en la que me encontraba.
-¿Así, que la señorita Judith se fue?- pregunte.
-Si, todas así que no te preocupes Natalia que ahora tendremos tiempo para platicar, ¿no te parece?-me dijo mientras se arremangaba un poco las mangas de su playera.
Note que en las muñecas de sus brazos tenia una pulsera de metal en la mano derecha, mientras que el reloj de pulsera que tenia en su muñeca izquierda le cubrían; recordé lo que me había dicho el viejo Ignacio, sin embargo no dije nada o trate de mirarlas para no despertar mi curiosidad. Me miro con cierta extrañeza y pareció entender que a mí me pasaba algo así que dijo:
-¿Te ocurre algo Natalia?, te ves algo rara. ¡Ah, ya se!, será por que no has comido, ¿verdad?, pero aun falta algo de tiempo para que sirvan la comida, dime, ¿te gustaría comer conmigo?
No tenia porque sentir aversión por una persona que no conocía, claro que sus insinuaciones me hicieron sentir rara, pero eso no significaba que todo lo que me habían dicho gentes como la señorita Judith o Vanesa al igual que el viejo Ignacio fuese de un todo cierto ya que si lo veía prospectivamente Mónica se tomaba la molestia de ser amable, mientras yo sentía rechazo hacia ella. Así que pensé en acompañarla a comer, es decir, ¿Qué podía salir mal?
-Si, por que no-respondí, mientras sonreía- además todas mis amigas se fueron, prácticamente estoy sola.
Ella miro su reloj y parecía estar feliz con que aun faltara algo de tiempo agachándose para coger la regadera de metal que había dejado en el piso y al tomarla estiró su mano para que y asiera del asa. Así lo hice y después ella me hablo diciendo.
-Que te parece si me ayudas a terminar de regar las plantas mientras yo acomodo esas macetas, así mientras trabajamos platicamos, ¿te parece?
-Ummmm, si claro.- y empecé a regar las plantas con el agua de la regadera mientras Mónica agarraba las macetas que tenían algunos retoños de plantas llevando las a una parte donde el sol les diera.
-¡Ah!, es una lastima que Judith se haya llevado las llaves del invernadero, me hubiera gustado el regar las plantas que hay dentro.
-Mmmmm, señorita Mónica…… no se supone que usted es parte del consejo y debería tener un juego de llaves…….perdón, por preguntar algo que no es de mi incumbencia.
-¡Vaya, vaya!, tu si que te pones toda roja cuando tratas de disculparte, ¿eh? Efectivamente yo tendría que tener las llaves, pero…..soy algo descuidada así que solo vengo a arreglar parte del invernadero con Brenda o con la misma Judith, ¿Por qué, lo dices?, ¿te interesa ver las plantas que hay en el interior?
-No, no es eso, pero claro que siento algo de curiosidad.
-Hmp, ya veo así que te gustaría ver. Te prometo que en esta semana tendré las llaves y te traeré a ver las rosas, ¿de acuerdo?
-¡Eh!, no es necesario que se moleste señorita Mónica, así que no se tome esa incomodidad por favor.- respondí creyendo que con esto podría parar sus ofrecimientos.
Seguimos trabajando en silencio, yo la miraba e vez en cuando, los rayos del sol que se colisionaban contra su blanca piel “la hacían linda”, pensé, no sabia el motivo por el cual mi corazón palpito rápidamente cuando eso cruzo mi mente. De inmediato sin siquiera preverlo, ella me lanzo lo siguiente:
-Dime, Natalia, ¿te gustan las rosas?
-Ummmm, claro no es que me desagraden, digo, ¿a quien, no le gustan?
-Entonces…………..te pregunto otra cosa, ¿te gustaría que te regalara una rosa todos los días en la mañana?
No me volví a verla, yo seguía estando en una falsa actuación de regar plantas cuando Mónica me pregunto esto, en si, la regadera ni agua ya tenia en su interior, así que lo único que estaba regando era aire. Afronte lo que me había dicho y después de tragar un poco de saliva por tener la garganta algo seca me volví para decirle:
-No, no es necesario, es claro que le agradezco que se tome tantas molestias por mí, pero la verdad yo no la conozco muy bien como para……….para aceptar esos regalos.
-Ya veo, entonces…….tu eres de las que necesita conocer a una persona para aceptar que le regalen una rosa, ¿eh?
Solo pensé que tenia dos posibles respuestas, pero que cualquiera que yo tratase de replicar podía convertirse en un completo desastre, así que mi cabeza trataba de maquilar lo que podía pasar si yo decía si, lo que podía pasar era que ella me dijera que en ese caso quería conocerme mejor, en el caso mas bueno, por otra parte podía pensar que era una chica cotizada o casas así. Así mismo si yo le respondía que no las respuestas que podían esperarme por parte de Mónica era que ella sonriera y dijera, “entonces acepta mis rosas”, o que me saliera con otra cosa como, “entonces me quieres a mi”, bueno, para ser honesta esta ultima era un juego de mi mente algo sacada de si, pero creo que aun era valida.
Por lo que opte por quedarme callada y decirle algo que la mantuvo a raya-o al menos eso era lo que yo creía-por un rato.
-Como le dije, no es que me desagraden, pero la verdad no considero correcto que usted se meta en un problema con tal de que yo acepte a sus rosas, o ¿si?, a menos que usted sea de las chicas que les gusta meterse en problemas por otras personas.
Se quedo pasmada y continúo con su labor, yo me sentía algo feliz y aliviada porque al fin pude conectar mi cerebro con mi legua, apaciguando a mi corazón que quería salirse de mí cuando le respondí a Mónica.
-Entonces, dime e porque me sigues hablando de usted…….Es decir yo te hablo de tú y cuando tu me respondes es como si fuéramos muy extrañas…. como si……yo no te hubiera dado un beso en el baño de mujeres.
Me quede ahora yo callada, realmente me volvió mi sagacidad contra mi, realmente era alguien a quien temer, por algo Vanesa me había dicho que era una de las alumnas mas aplicadas de la escuela. Lo que respondí fue algo que vino acorde a lo que pensaba, aunque el setenta porciento de la frase que tenia en mi cabeza fue omitido cuando hable.
-Pues, es muy claro que usted al ser mi superior en grado yo tenga que tener un cierto respeto hacia usted y………respecto al be….beso creo que no quiero hablar. Respondí mientras ella se incorporaba y me miraba.
-Pero, tu hablas de tu con Vanesa, entonces porque conmigo te pones algo seria. No será…….porque el beso significo algo para ti Natalia.
-¡¡¿¿Eh??!! yo……pues, vera……yo.- trataba de responder o algo así, buscando con mis ojos algo que me diera pauta para poder salir de ahí de una manera integra, aunque sabia que no lo haría tan sencillo. Sin darme cuenta, me había metido en la boca del lobo y ahora trataba de salir ilesa, algo realmente utópico.
Me acorde de que la hora de la comida se acercaba, así que mire mi reloj, las 4:30 de la tarde, ese era mi milagro navideño adelantado-fue una lastima, hubiera querido saber que ese milagro navideño adelantado fue mal empleado y lo hubiera querido usar para otra ocasión, pero nada es perfecto- y gracias a el Mónica dejo de instarme a que le respondiera.
-Seño………….-fui interrumpida por Mónica que me dijo.
-Si, ya se, pero no nos vamos de aquí hasta que me hables de tu, así, que quiero oírte decir mi nombre; no soy ningún tipo de Dios como para que me veneres con esos títulos, así que anda, di mi nombre.
Suspire, era evidente que Mónica no me iba a dejar avanzar si no le decía por su nombre, así que me arme de valor y le dije.
-Mo…Mo…Mónica, ya es hora de comer, ¿podemos irnos ya?-sentí que mi alma descansó cuando termine de decir su nombre.
-Si, Natalia, vamos, es hora de comer, y gracias por ayudarme.-me contesto.
Y esa chica que ahora yo llamaba abiertamente por el nombre de Mónica me sonrió tan alegremente mientras yo caminaba hacia la puerta del invernadero y dejaba al costado de la puerta la regadera de metal y me disponía a caminar a su lado.
Así que andando las dos, fuimos hacia la cafetería en medio de aquella muralla de arboles terminando detrás del auditorio. Era la primera vez que veía ese lugar solo lo que se veía era la puerta de emergencia por donde esa vez entro ella y yo estaba sentada junto a Ivonne. De la puerta hacia la izquierda la construcción seguía, ya que este era el espacio de unas pequeños camerinos y cosas de utilería que se usan en un auditorio, pasamos por el sendero de adoquines rojos, caminamos hasta llegar a ver a nuestra derecha la puerta principal del auditorio donde me dio cierto escalofrío cuando recordé el beso que me había robado Judith y claro la cita a la que nunca asistí esa noche.
Mónica se dio cuenta de que estaba distraída, si que me hico con su dedo índice las costillas del lado izquierdo donde ella caminaba.
Me volví hacia ella por el pequeño dolor que yo sentía, y lo que obtuve como un tipo de disculpa fue una sonrisa, debo decir que era una sonrisa que tenia matizada la inocencia en ella, así que la acepte devolviéndole también una sonrisa.
Caminamos entre el edificio de las alumnas de tercero y la cafetería donde entramos cuando alcanzamos a ver el jardín donde se halla la estatua de la virgen María.
Al entrar a aquel lugar muy pocas alumnas estaban, viéndome con asombro y creo que esto era un deja vu ya que hacia una semana había tenido lugar el acontecimiento a lo que no trataba de recordar, mas sin en cambio recordé.
Nos dirigimos al mostrador donde la cocinera nos esperaba, tomamos nuestras bandejas y llenamos los platos que teníamos en ellas de comida que constaba de un plato de sopa de verdura además de otro plato extendido que tenia en su superficie una milanesa de pollo frita con vegetales cortados y un tazón de fruta del que podíamos elegir lo que quisiéramos, además de nuestra agua, aunque Mónica antes de sentarse; dejo su bandeja en la mesa y camino hasta la maquina de sodas que estaba al lado de la entrada y saco dos jugos uno de durazno que se quedo ella y yo tome el otro que era de mango. Así que tomamos asiento en la mesa donde todo inicio y nos dispusimos a tomar nuestros alimentos.
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