Te imagino, respirándome en el cuello mientras duermes, nunca muerto... caminando de mi mano entre la arboladura limitada de esta ciudad burguesa, conversándome con esa boca pálida no convencional de lo que no conversas con nadie. En el puente sobre la carretera, tocándome en público con ganas desnudas… nunca muerto.
Te imagino siempre cerca, nunca muerto, en nuestra casa de juguetes de grande, besándome en la ducha, discutiéndome el mal genio citadino, enredado en mis piernas mientras vemos filmes en la cama, comiendo pizza desnudo apoyado en mi vientre… nunca muerto.
Te imagino, trabajando a mi lado, comprando el domingo en el supermercado del barrio abrazado a mi cuerpo, bañándote en la playa junto a mí, riéndote, besándome, nunca muerto. Tomando cerveza y rockeando mientras nos revolcamos en el living decorado a la vanguardia del diseño moderno. Creando formas con mis formas más informales, siempre en el límite… dónde quisimos trazar el sendero… nunca muerto.
A mi lado siempre, nunca muerto. Yendo y viniendo entre tanta persona sin importancia para llegar a mis brazos y descansarnos en vida mientras nos miramos los ojos y amamos como amamos juntos… a mi lado siempre, nunca muerto.
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