“Al otro lado del espejo de Dafne”
I
-Aun me cuesta recordar como sucedió la desaparición de aquella joven que en tardes veraniegas me contaba acerca de fantasías relevantes; de un lugar donde los paramos verdes eran insondables para una mente cerrada.
De como paso una extraña metamorfosis de éxtasis mental a la mas desenfrenada locura que la llevo a pasar 2 meses en una clínica psiquiátrica y volver para no aparecer de nuevo y solo se disipa lentamente el recuerdo de un grito que fue disminuyendo hasta que no se escucho nada mas que el viento chisporreante entrando por la ventana de su alcoba.
Y mirar los extraños bajorrelieves que contenían el marco de su espejo que según ella era la entrada a esos mundos fantásticos de extraños paisajes y de gente de remotos lugares que habían llegado a ella, a esa tierra de paz y de justicia que estaba ahí, para aquellos vencedores que tenían penas en el mundo mortal.
Todo cuanto Dafne me conto las primeras veces fue algo que nunca voy a olvidar. Para empezar, Dafne y yo éramos vecinos desde hacia ya 13 años y todo lo que ella hacia pasaba por mi como confidente que la apoyaba cuando necesitaba una persona con quien platicar. Nuestra relación era demasiada que me consideraba parte de su familia y de Dafne un hermano0 más de los tres hermanos varones que ella tenía.
Dafne a la edad de 14 años, no era de las típicas jóvenes que acostumbraba platicar con sus amigas acerca de hombres, maquillaje y esas cosas de las que suelen hablar chicas de su edad. No es que Dafne no le gustara manifestar una relación más allá de la que tenía cotidianamente con familiares y conmigo, sino era que tenía una extraña forma del sentido del humor que la llevaba a distanciarse de los compañeros que teníamos en el salón. Aparte de su arreglo desaliñado que era una de las otras cosas que Dafne no compartía con los otros; su fascinación por las historias de fantasía, la habían hecho como una ermitaña a las relaciones humanas.
Y aunque diversos maestros hablaron con los padres de Dafne acerca de su distanciamiento con los otros alumnos, esto no fue una causa para que Dafne cambiara de parecer acerca de su pensar, mas bien fue una de las causas por las que se refugio aun mas en su fantasía.
Y aunque no poseía malas notas de las cuales avergonzarse, era regañada casi todo el tiempo por los profesores que la habían sacado de sus ensoñaciones de las cuales era objeto de burla por parte de los otros alumnos del salón de clases. Pero cuando era hora de regresar a casa, caminábamos juntos e iba platicándome acerca de sus visiones que tenia durante el día; y aunque no me era desagradable escucharla, sentía que no me lo estaba contando todo y eso era lo que mas me intrigaba de ella.
Al cumplir los 16 años de edad, la edad en la que toda niña empieza a ser más una mujer, ella no recibió un regalo común como lo recibirían otras chicas de esa edad, no, ella recibió un espejo de carácter antiquísimo, pero que en verdad fascinaba a Dafne. Lo que me parecía extraño eran los grabados que tenia dicho espejo en el marco de este, eran como bajorrelieves de dragones y castillos, y todo cuanto hay en un cuento de hadas, pero en la parte baja de aquel espejo ovalado, se remarcaba una inscripción algo legible que parecía decir esto: “Para aquel que sueñe, el otro lado esta abierto”, y aunque no pude comprender porque el colocar estas palabras, para Dafne eran como oraciones hechas para los soñadores que eran recibidos por Hipnos y eran guiados a un paraíso de letargo en el cual la mente no alcanza limites y los miedos al después de la vida terrenal no existen sino que estos seres especiales viajan al cenit donde se vislumbran la ciudadela que me contaba Dafne en la cual extranjeros se hospedan y sueñan con paramos verdes y aunque su lengua natal le impide entenderse, ellos hablan la lengua del sueño que es la única presea universal para los que se encuentran ahí.
Ahora realmente me parece extraño el que Dafne se mirara en ese espejo, y no por que con el se sintiera especial ni nada por el estilo, ya que era realmente hermosa, con su tés morena clara, sus ojos de un color marrón y su pelo negro, con su figura estéticamente delgada, la hacia atractiva, pero su negatividad a relacionarse con otras personas habían sido la primordial causa por la que ningún otro chico se le acercara para conversar.
El día en que obtuvo el espejo, no era como cualquier otro, ya que Dafne detuvo sus relatos de tierras fantásticas solo para poder reflejarse en el espejo ovalado de su habitación colocado justamente en la cabecera de su cama.
Y de ese día en adelante, la actitud de Dafne empezó a cambiar radicalmente, ya que ahora se interesaba más por el aspecto estético de su persona, y no solo eso sino que tardaba mas tiempo en despertar de sus sueños y se iba a dormir a muy tempranas horas de la tarde. Las notas de Dafne comenzaron a decrecer, lo cual le costo demasiados reportes y llamadas de atención por parte de los profesores-mas de las que tenia antes.
Y de sus padres que cada vez la castigaban más de lo usual; pero, esto no parecía importarle en absoluto ya que aprovechaba mas para soñar sobre esos paramos verdes y de extrañas anécdotas que los extranjeros de esa ciudad le contaban.
Una de esas anécdotas que me conto fue realmente particular, ya que ella no había soñado con algo tan vivido según Dafne, y aunque yo daba estos sueños como solo eso, sueños, a Dafne le disgustaban mis comentarios.
Ese día empezó diciéndome:
-“¿Tú sabes donde se encuentra la gran ciudad de Odai-lam, la que esta mas allá de la vía láctea y de cualquier estrella del sistema solar , donde se encuentran las puertas del sueño, donde Hipnos te lleva ante la presencia de los otros Dioses que con su encanto inmortal te hacen bajar hasta una esfera mas profunda de cualquier letargo?”
Las palabras de Dafne me confundían realmente ya que yo nada sabía acerca de esa ciudad de inconmensurables encantos donde las palabras terrenales son inútiles solo para tratar de describir el cielo. Como quería saber mas de esa ciudad le pregunte acerca de ella.
|