A PARTIR DE AHORA, TODO LO QUE VOY A CONTARTE DEBE QUEDAR ENTRE TU Y YO.

Si a vos te lo digo, mujer …

Sé que me amas porque me has dado una vieja rueca para hilar las palabras, y has transformado a esas simples palabras, en un ovillo de letras que recorre tu condición sagrada: De mujer plena, de mujer toda.

¿Qué podría decir si no estuvieras en mí? Eres furia y acabado equilibrio: de agua, de sueño, de fuego, de verdad desnuda. Representas algo, eres alguien, un clavel, una rosa, una figura, un sentimiento. Y yo no llego a ser yo por perder los días dentro de ti.

Sé que me quieres, porque al sentir en mis manos aquel latido de mano buena, por senderos de amor me lleva.
Sé que no envidias, porque has permitido, algunas veces, consolar tus angustias del alma con humildes gestos.

Sé que eres simple, porque tu mirada es la de siempre con un mensaje de ternura.
Sé, por eso, que de ti ostento la pureza del alma, el espejo del simple gesto, sin farsas en el disfraz de gente que tienes puesto.

Porque disfrazada de otra, con sedas y collares, hija de alguien singular, dueña de algo, no serías música a través de mis huellas. En cambio así, limpia de secretos, con niñez recostada sobre humilde cuna, sé que cuando te llame entre la muchedumbre, tu corazón responderá siempre alegre a los llamados.

Quiero oír lo invisible en ti. Lo que encalló el tiempo al patio del equinoccio. Ese amor disperso. En las noches quiero guardar entre mis garras el halago de verte reír. Entonces será el preciso instante de caminar juntos en las mismas sandalias.

Y volver a sentir en mi mano el transpirado calor de las líneas de otra mano, es nacer y andar caminos con alegría de una vida nueva en la loca rueca del destino.
Por única vez hoy, para y por siempre lo dejo en tus manos.

Sí!, cariño…
Si sabes cuidar este amor, nunca estarás sola. Recíbelo con manos anchas y abiertas sin mezquinar; que en tu palma se pose, porque es una flor que deshojé del alma. Si lo sabes usufructuar, muchacha…
Quisiera qué te sostenga desde adentro cuando todo lo demás se cae.-

Daniel O. Jobbel