“Las espinas de la rosa”
-La pelea de las señoritas y la mimada cenicienta-
VI
-Al entrar al salón la profesora ya nos esperaba sentada en su silla, en el pizarrón estaba escrito “Norma Reyes Reyes”, era obvio que se trataba de la profesora de educación física ya que su vestimenta consistía de un pants azul y una blusa de color blanco con sus zapatillas deportivas para correr del mismo color con algunas líneas grises, y con un silbato de color negro colgando de su cuello, así que no hicimos ningún comentario y nos dispusimos a tomar nuestros asientos.
La profesora se levanto de su asiento mientras reía y las últimas alumnas que estaban en la entrada pedían permiso para poder entrar. Ya todas en sus respectivos asientos y con un silencio algo normal, la profesora comenzó a decir:
-Buenos días, espero que en estas horas estén ya algo cómodas en su nueva escuela, así que solo lo diré una vez, a mi no me gustan los retardos, en si, ustedes debían estar en estos momentos en el tercer piso cambiándose de ropa……así, que ¿Qué esperan?, ¡vamos, andando!
Y mientras aplaudía sus palmas con fuerza todas salían en orden procurando no hacerla enojar, bajamos lentamente por las escaleras, no había ya nadie en los pasillos del tercer piso Leí, Ivonne, Franchesca y yo entramos de ultimas a los vestidores.
Ocho grandes estantes encontrados en grupos de dos y separados cada par a unos tres metros con unas bancas largas que median el mismo largo en medio a los estantes donde se guardaba la ropa de educación física.
Cada estante contaba con dieciocho casilleros para dar un total de 36 por cada 2 estantes que correspondían a un solo grupo, y como en el salón las alumnas éramos solo 30 eso dejaba seis lockers vacios. Los estantes tenían tres columnas de seis hileras cada una, cada uno de estos gavetas de metal tenia además una ceja de metal por donde podía ponerse un candado aunque no era necesario-eso creía ya que no tenia un candado propio- en la parte superior de la puertilla de la gaveta se encontraba una placa con nuestros nombres comenzando por el apellido paterno así que sabíamos de que lado nos tocaría. Nuestros estantes se encontraban hasta el fondo de ese cuarto así que nos dispusimos a cambiarnos cuando la profesora Norma entro.
-¿Qué hacen?, dejen de admirar los armarios y dense prisa, tenemos que hacer algo de ejercicio. Además les recomiendo sólo bajen con el short y las que quieran bañarse antes de entrar a su siguiente clase favor de traer su ropa par que se vistan allá, así que apúrense, las espero en el gimnasio.- dijo mientras salía de los vestidores.
Y sonando su silbato, todas parecían haber recobrado algo de energía al escucharla y todas abrimos los lockers donde estaba nuestro atuendo. A Leí y a mi nos toco en el mismo armario y a Franchesca y a Ivonne les toco del lado opuesto, ya que era por orden alfabético.
Una playera blanca con el escudo de la escuela bordado en el lado superior izquierdo y unos pantalones cortos de color azul, además de unos tenis blancos con sus calcetas cortas de color banco y un pants de algodón de color azul con el mismo bordado solo que en la pierna izquierda, ese era el uniforme de educación física o gimnasia, lo que suene mejor.
Todas se desvistieron colocando su uniforme con cuidado de no maltratarlo dentro de su gaveta, a mi me toco en la parte media así que no tenia problema. No tenia una fobia a desvestirme en medio de otras mujeres, pero me sentía raro observar a otras chicas cuando se disponían a cambiarse de ropa y mas cuando las chicas que aun estando en ropa interior se inclinaron para guardar su ropa en la parte inferior del armario…..pues no se que decir, solo se que me sentía algo incomoda. Y mas cuando una persona se coloco detrás de mi y rodeándome con sus manos comenzó atacar mis pechos por encima del sostén.
-¡Sorprendente Nat, en verdad las tuyas están mas grandes!, creo que si están mas grandes que las mías.- me dijo Leí cuando me volví hacia atrás.
Sentí que me acalore, mientras observaba a las demás chicas que me sonreían, así que también lo hice pero no se si se estaban riendo conmigo o de mi. Mire a Leí que todavía estaba en su ropa interior blanca y solo pude mover la cabeza mientras me sentaba en la banca que tenia a mi lado para vestirme. Ya que era la primera vez que me decían algo que les gustara de mi a parte de mis ojos.
Al terminar todas salimos y bajamos por las escaleras hasta la planta baja donde salimos hacia el gimnasio que ya se encontraba abierto.
La profesora estaba en la entrada y cuando nos vio salir del edificio como si se tratase de un sargento sonó pausadamente una y otra vez su silbato mientras ingresábamos.
Amplio con piso de madera barnizada y dos postes que tenían cada uno cestas con redes para basquetbol además de unas gradas en el lado derecho, iluminado por la luz que entraba por las ventanas que están en la parte superior del edificio. En el fondo una puerta que es donde llevaba a los baños donde podían ducharse las alumnas además de los vestidores que usan las alumnas del club de atletismo, además del terreno que tenían cerca de la alberca. A un lado de las gradas una puerta de emergencia con su respectivo letrero que indicaba esa leyenda que daba a los lavabos donde podríamos refrescarnos al terminar. El uso de las regaderas podía ser usado si querías aunque a mi no me gustaba estar sucia, aunque había un inconveniente…. el tener que ir por tu uniforme hasta el tercer piso y de nuevo bajar.
Así que no le di importancia hasta que la señorita Norma comenzó su tortura física contra nosotras que consistía en 10 vueltas al gimnasio, 100 abdominales y otras cosas. Era realmente cansado y no hay que decir que también molesto y mas cuando no estaba acostumbrada a las actividades físicas aunque al parecer Ivonne y Leí parecían estar en completa forma.
Paso una hora y media después de las actividades que la profesora nos había indicado y nos dio la media hora restante para refrescarnos o ducharnos en las regaderas si así lo queríamos. Y como yo no quería estar sucia, pero claramente no quería subir, así que Leí y las demás se ofrecieron a traer mi uniforme y mis zapatos, les agradecí el gesto mientras me dirigía a la salida de emergencia en donde encontré los lavabos al salir.ahi se encontraban algunas alumnas que se estaban enjuagando la cara y se secaban con unas toallas que estaba ahí
Abrí el grifo de la llave y coloque mis manos para que se acumulara el agua entre ellas para talar mi rostro con ella, y cuando termine, tome la toalla que tenia delante mío y me seque el rostro, vi a mi alrededor y comencé a platicar con algunas compañeras que estaban ahí, así que conocí a mas personas como a Cecilia Juárez y a Manola Montes que me hicieron la platica mientras entrabamos nuevamente al gimnasio para dirigirse a las regaderas, por mi parte camine de regreso a la puerta principal donde espere a que Leí y las demás llegaran.
Cuando Leí apareció por la salida del edificio de los salones de teoría, fui a su encuentro donde tome mi toalla y mi uniforme. Caminamos a las regaderas y ahí tomamos una ducha con agua caliente mientras reíamos y platicábamos, luego nos vestimos con el uniforme, seque mi cabello y con el cepillo que Leí había llevado me alise el cabello. Terminamos de asearnos y de vestirnos y nos cuando sonó la campana que marcaría la ultima hora de la escuela subimos hacia el tercer piso nuevamente mientras las alumnas del grupo D salían de sus salón y caminaban hacia los vestidores, nosotras dejábamos nuestros aditamentos, mientras ellas iban a comenzar, me agradaba que solo tuviéramos dos días a la semana educación física pero lastimablemente teníamos que soportarlo 2 horas seguidas tanto lunes como viernes a comparación de las otros grupos que solo tienen sus horas repartidas en toda la semana ya que era una manda el tener que ejercitarte, a eso era lo que sentía aversión. Subimos hasta el nivel siguiente y entramos al aula para ocupar nuestros asientos
El profesor llego después de nosotros, la clase de ética daría comienzo y Leí, Ivonne y Franchesca se sentaron también alrededor mío y como mi asiento esta en la primer fila y prácticamente pegado a las ventanas no pude soportar la curiosidad de ver por ella. Era algo que no debí de hacer y aunque mis ojos inmediatamente reconocieron a Mónica y a Irais en el jardín donde esta la estatua de la virgen, y se apartaron momentáneamente, pero al curiosidad y la intriga fueron mas fuertes que nada, como las circunstancias lo mandaban solo me limite a observar. Desde mi perspectiva no parecía que Mónica disfrutara el estar con su ex platicando ya que se le veía distanciada de ella; era como si un invisible muro de Berlín se hubiera levantado entre ellas. Algo paso cuando Irais trataba de acercarse a ella, Mónica al parecer la había rechazado y se alejaba hacia entrar al edificio donde tomaba clase, mientras Irais aun permanecía ahí parada, después de algunos momentos se dirigió por el camino empedrado de los adoquines y también ingreso a su edificio. Otro piquete de dedo en mi espalda de Ivonne me hizo volver a la realidad. En esta ocasión era a mi a la que el profesor Raúl Taboada se dirigía.
-Señorita………Mondragón, ¿podría decirme que es lo que es mas interesante afuera que mi clase?-me pregunto miro su lista que tenia en un folder amarillo.
-¡¿Eh?! yo….nada, discúlpeme profesor, lo lamento-. Respondí avergonzada.
Así, la clase continuo, empero aunque mi atención estaba un cincuenta por ciento en la persona delate de mi, el otro cincuenta porciento se encontraba cavilando acerca de lo que había pasado entre Mónica e Irais, aunque no tenia porque molestarme o mucho menos preocuparme, pero por una extraña razón mi mano se dirigió al bolsillo en mi saco para palpar por encima de la tela a la flor que había en su interior.
Conseguí poner atención los últimos diez minutos, lo cual me fue de mucha ayuda ya que el maestro dejaría una tarea que se tendría que entregar el día viernes y claro estaba algo despistada y no podía darme el lujo de reprobar ya que no quería quedarme una semana extra para clases de recuperación y más cuando eran las vacaciones de fin de año.
Justamente la campana sonó cuando el segundero se posaba sobre el numero conocido como doce al igual que el minutero estaría estacionado por sesenta segundos en ese lugar, mientras que el horario marcaba en su totalidad las tres, la hora en que el primer día de clases había terminado, no podía creerlo, ya que con los acontecimientos que estaban ocurriendo a mi alrededor no veía que fuera a terminar el primer día satisfactoriamente.
En éstos pensamientos tome mi cartera donde coloque mi libreta de español y espere a que Leí terminara, salimos al ultimo acompañadas dejando que las alumnas de los otros salones bajaran por la escalera. Alejandra salió de su salón y se junto con nosotras para después bajar y ver desde la puerta en la planta baja como de los otros edificios salían las alumnas que caminaban hacia la entrada de l edificio de las alumnas de segundo para salir por la otra puerta del edificio y encontrarse con la fuente en don de esta la Venus de Milo. Nos quedamos detenidas a un lado de la entrada de nuestro edificio que se convertía ahora en paso para las alumnas.
Franchesca nos pregunto si queríamos acompañarlas, yo iba a responder que si queríamos, pero Leí me interrumpió al decir.
-Lo siento Fran-Leí ya había hecho de las suyas y le había acomodado un diminutivo de su nombre a Franchesca-, la verdad es que Nat y yo tenemos cosas que hacer antes de ir a la cafetería, tal vez será mañana, ¿te parece?, además –dijo dirigiéndose a Ivonne y a Alejandra- ellas te pueden acompañar, ¿cierto chicas?, si quieren denos sus cosas y las vemos en la cafetería
Alejandra e Ivonne contestaron que así lo harían y Leí y yo nos quedamos ahí mientras las tres se iban alejando y caminaron entre el espacio que dejaba el edificio de las escolares de segundo y las de tercero. Mire a Leí y le dije.
-Y, ¿por qué no podemos acompañar a Franchesca?
-No recuerdas Nat, si pasamos por la entrada del edificio de segundo grado, nos podemos encontrar a Mónica, además lo mejor es evitarla por ahora.
-Si, si estoy de acuerdo, pero estas consiente en que no la voy a poder evitar para siempre, además podíamos haber rodeado, ¿no te parece?-objete.
Con una mueca que reflejaba una cierta inocencia, Leí, solo pudo encogerse de hombros mientras sostenía su maletín con ambas manos; optamos salir por la otra puerta y caminar por la vereda que había al lado del gimnasio y así llegar a los dormitorios, aunque teníamos que ir a la cafetería.
Acordándome de esto, saque la botella de jugo que tenia en mi maletín, la compartí con Leí, mientras caminábamos hasta llegar al edificio, donde algunas alumnas ya se disponían a entrar. Las seguimos mientras veíamos a algunas alumnas que estaban en el área de descanso, eran alumnas de segundo curso ya que las delataba su lazo color azul cielo y al verme me vieron con algo de sospecha, no hice caso a esto y subimos hacia el tercer piso, cuando llegamos de la parte de arriba iba descendiendo Vanesa a la cual me preparaba a saludar y que al verme bajo rápidamente de las escaleras y me llevo rápidamente a mi habitación , Leí venia detrás de nosotras y al abrir la puerta y cerrarla me dijo.
-Natalia, pero que imprudente eres, ¿no se supone que te cuidarías de encontrarte con Mónica o Judith?, ¿pero que estas pensando niña?
¿Paso algo malo?- pregunto Lei.
-Iba a pasar algo malo, la señorita Judith esta arriba y va a bajar a la cafetería, lo bueno que me adelante, además de que…….
La frase de Vanesa se quedo a medias, lo cual me hizo preguntarle por el resto de la oración.
-Resulta ser que los rumores ya están algo disipados en nuestro edificio Natalia, así que te recomiendo que no te sientas incomoda, es lo mas natural.- me dijo mientras sus manos tomaban las mías.
No sabia porque debería estar feliz de lo que pasaba ahora, pero no podía dejar que me afectase de sobremanera o terminaría loca. Por el momento la cuestión era saber como iría a la cafetería sin que al llegar, Mónica o Judith armaran un zafarrancho a lo cual Vanesa respondió.
-No te preocupes, ya he hablado con Brenda, así que ella tratara de contener a Mónica en una parte de la cafetería yo a Judith, claro que si tu las ignoras será mas de gran ayuda….eso o la verdad puede acrecentar el deseo de que te quieran comer viva. Así, que yo me adelantare primero, después bajen ustedes, ¿de acuerdo?
-Pero…. Yo y Nat, les habíamos dicho a Alejandra y a Ivonne que las veríamos antes.- dijo Leí.
-si, yo las veo, les diré que escojan las sillas a la mesa mas próxima, así que no se apuren, además les pediré que lleven a la mesa las bandejas de comida de Natalia y la tuya Leí, así que espero este todo cubierto.
Y saliendo de la habitación, Leí cerro la puerta y yo me acomode en la cama, mientras me quitaba la corbata y el saco para que me desfajara la camisa blanca. Suspire y mire a Leí, que hacia lo mismo, solo que ella se dejo algo suelta la corbata. Nos comenzamos a reír como dos locas y salimos de la habitación cuándo creímos había pasado el tiempo suficiente.
Caminamos a la cafetería y el la entrada Leí sujeto mi mano como para darme algo de valor o ayuda moral, así que entramos juntas mientras algunas miradas de las alumnas que estaban ahí nos seguían.
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