Te amo.
Me enamoraste con tu impecable
dulzura en la mirada,
con esos ojos llenos
de picardía risueña
y tu blusa de ninfa
acalorada.
Fuiste la musa
eterna de este espacio
donde la convergencia
nos trajo, sin pensar
en cielos de horizontes
lejanos
intangibles.
Te amo porque ríes
a través del cristal.
Llévame, niña linda,
entre tus brazos
como flores cargadas
sin cestas de pasear.
Llévame al paraíso
de tus ojos melados.
No me regreses más.
Texto agregado el 10-12-2009, y leído por 188
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