Venciste el corazón de mil escusas vertidas por aquel falso príncipe azul, escribiste en el silencio tantas verdades que tus oidos quedaron sordos de descontrol, incomprensión e impotencia.
Ya nada aportaba seguridad, nada esculpía ninguno de sus problemas en olvido, nada servía en nada. Todo era dolor, desesperanza y rencor.. fusiones de todo malo sentimiento desprendia de los obsesos labios ya malgastados por tantos cabrones besados.. No había nada de que preocuparse ya, no habia nada que entender. Simplemente quedaba esa venganza por la cual luchar, quedaba esa ira con la que jugar, destrozar, era su único fin.
Empezó destrozando el más cruel corazón, y a la que obtuvo el poder,
le daba exactamente igual si ese corazón estaba limpio de maldades.. el juego.. acababa de empezar.