Había una vez un pueblo que se encontraba alejado de la civilización, al cual todas las personas de los pueblos cercanos, y algunos no tan cercanos, podían visitar cuando lo necesitaran para pedir ayuda, siempre y cuando se animaran a atravesar el bosque del hacerse cargo. El pueblo tenía diferentes habitantes; muchos de ellos eran grandes amigos y otros ni siquiera podían convivir, aunque de alguna manera conseguían hacerlo evitándose y ocupándose de sus asuntos en formas muy diferentes. A este pueblo se lo conocía con el nombre de “Psicología”.
Hubo una vez que se acercó a Psicología una persona desconocida, que a simple vista, todos los habitantes pudieron darse cuenta que estaba perpleja y desorientada.
Como de costumbre, los habitantes se dispusieron a hacer lo que mejor sabían y fueron preparándose para el momento en el que les tocara la oportunidad de ayudar a este nuevo desconocido.
El extraño se fue acercando lentamente y sintió como las miradas de todos se centraban en su presencia, creyendo ingenuamente que estaban así, centrándose en él.
-Quisiera saber si alguien podría ayudarme... no recuerdo cómo me llamo- dijo temeroso.
El primero en acercarse fue Conductismo, que venía observando al desconocido apenas llegó. Observaba cómo se movía, cómo caminaba, qué cosas llamaban su atención y por ende, las miraba... fue tomando nota de cada uno de sus movimientos, diferenciando los estímulos del ambiente y las respuestas que el desconocido tenía automáticamente.
El desconocido en varias oportunidades intentó manifestarle a Conductismo lo que sentía, sus deseos, emociones y pensamientos, pero éste no prestaba atención más que a su comportamiento y a todas aquellas cosas que pudiera observar.
Conductismo se quedó pensando un rato cuál sería el mejor estímulo y su refuerzo, para conseguir un moldeamiento exitoso y que el desconocido recordara quién es.
Pero mientras pensaba en las conductas operantes y respondientes del extraño, Gestalt se acercó y empezó a analizar las percepciones del mismo.
Gestalt advirtió que el desconocido estaba haciendo figura a recordar quién era y fondo a la manera o al método que puede ayudarlo a resolver esta pregunta, ya que le era indistinto quién de los habitantes lo ayudara. Observó al extraño como un todo, a cada una de sus partes en la totalidad que era él. Logró concluir hablando con el extraño, que en situaciones similares de incertidumbre tiende a sentirse retraído y temeroso. Conductismo seguía sacando conclusiones e intentaba descondicionar esta relación incertidumbre-temor, pero el extraño ya no sentía interés por su ayuda.
Gestalt seguía intentando entender la manera en la que percibía su realidad y su problema con sus sentidos externos y su sentir interno, mientras New Look sobre estas percepciones, comenzaba a generar hipótesis. Primero comenzó a diferenciar cuáles de estas percepciones eran por factores generales y cuáles eran propias del extraño. Prosiguió hablando con el extraño acerca de cuáles eran sus hipótesis según él, del por qué no recordaba quién era, para conocer un poco más su personalidad.
Pero el desconocido seguía sin recordar quién era, y sentía que nadie estaba pudiendo ayudarlo.
Psicología Genética se acercó luego de identificar que el extraño ya podía realizar operaciones formales de abstracción del pensamiento y pasó a ver cuáles eran sus estructuras y aprendizajes. Se dio cuenta que el extraño estaba adaptándose para volver al equilibrio y así generando nuevas estructuras. Se centró en sus etapas de aprendizaje y concluyendo cómo había formado su personalidad en base a estos aprendizajes.
Constructivismo asentía a lo que Psicología Genética decía y agregó que sus aprendizajes se debían principalmente a su entorno y a la ayuda que recibió del mismo. Hizo hincapié en el lenguaje que era lo que le permitía interiorizar lo que aprendía en el exterior. Cuando Psicología Cognitiva escuchó la palabra lenguaje, comenzó a prestar más atención a lo que estaba sucediendo y opinó que el extraño debería utilizar su caja de herramientas para recordar quién era y que así como su entorno llenó esa caja, él también con las mismas puede modificarlo.
Prestó atención a la experiencia y a las emociones del desconocido e intentó descubrir cuáles eran los conocimientos sobre sí mismo que este ya poseía, para sobre esos poder darle lugar a nuevos conocimientos y así entender desde el aprendizaje significativo, relacionando lo conocido con lo nuevo.
Constructivismo también revisó la trama de aprendizajes del extraño para poder volver atrás sobre la misma, para recordar quién era, y quiso estimularlo con la asociación para evocar sus recuerdos.
El tiempo pasaba, y el desconocido seguía preguntándose cuál era su nombre. Vio que a lo lejos había alguien que estaba observando todo lo sucedido, pero no le prestó demasiada atención.
Todos los que opinaron intentaron ponerse de acuerdo, y aunque New Look y sobre todo Gestalt no estaban de acuerdo, consensuaron en decirle al extraño que se llamaba “Conflicto”. Cuando le dijeron su supuesto nombre, el extraño sintió aún mayor angustia y poca comprensión por parte de sus ayudantes. Así, se fue caminando y alejándose... pero su curiosidad lo llevó a ver quién era la persona que estaba a lo lejos observando lo que había pasado.
Comenzó contándole qué lo había llevado ahí y sintió que esta persona, desde un lugar auténtico y empático, lo acompañaba en su relato. No intentó decirle cómo se llamaba, ni darle caminos, sino facilitarle el recorrido por el que ya estaba transitando. Su nombre era Enfoque Centrado en la Persona.
Pactaron de antemano acuerdos para generar compromiso en ambas partes y fueron relacionando juntos los aprendizajes del desconocido con sus experiencias. Así, el desconocido fue sintiendo cada vez mayor autenticidad en sí mismo y mayor autonomía.
Casi estaba oscureciendo cuando el desconocido tuvo que irse, pero antes de hacerlo se volvió al pueblo de Psicología, agradecido por la ayuda de todos los habitantes, diciendo “Mi nombre es Solución”.