En un rincón oscuro y sucio yacía temblando, mis ojos percibieron la luz que llego a la celda al abrirse la puerta, los verdugos entraron y el miedo quebró mi fortaleza y mi orgullo, entonces les rogué, les implore de la forma mas patética que respetaran mi integridad, escuche una burla y sentí el primer golpe. La oscuridad se hizo mas profunda y me sumergió en la inconciencia, que paso después no lo sé. Desperté con marcas en las manos y con la dignidad desecha. Guardo rencor y odio para quienes me atropellaron y para conmigo por haber llegado a esa escena.