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Inicio / Cuenteros Locales / fiamag / se nos murio el amor por culpa de una mentira

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Hoy es uno de esos tantos días en que siento ganas de hablar con alguien y no tengo con quien. Como siempre.

Estoy sentada en la cama, hace dos días que no salgo de mi habitación, que no veo el sol y solamente puedo pensar en él…

Él, esa personita tan especial como sorprendente, que un día con solo mirarme me enamoró.

Hasta que nos dimos cuenta que a los dos nos pasaba lo mismo y decidimos estar juntos.

Todo parecía andar bien. No todo era como nosotros pretendíamos, siempre había algo que hacia que nos enojáramos pero puedo decir que fuimos felices, por lo menos yo lo fui.

Si bien no hubo muchos momentos muy relevantes, los poco que tuvimos son inolvidables.

Si él supiera… si él supiera que yo jamás me voy a olvidar de cada momento que pasamos juntos.

Los dos teníamos la esperanza, la ilusión de que las cosas cambiaran para así poder estar mejor, ser más libres, poder vivir nuestro amor como queríamos, sin que nadie se opusiera a ello.

Pero claro, siempre en el mundo hay personas que lo único que saben hacer es arruinar la felicidad ajena, ya sea por envidia, celos enfermizos o tal vez por el solo hecho de molestar.

La cuestión es que un día vino con el cuento de que un grupo de personas le habían dicho que yo había estado con otro chico, en la misma plaza donde nos encontramos por primera vez los dos.

Al principio pensé que era una broma, pero no…

Ese mismo día, después de haberme dicho el día anterior que me amaba, cuando se lo pregunté, me dijo que ya no sabia lo que le pasaba conmigo y me pidió un tiempo.

Acepté, se lo di. Pero ahora me pregunto ¿se puede dejar de amar a una persona de un día para el otro? ¿Es posible? ¿Cómo hizo?

Paso el tiempo y un día volvimos. Pero ¿qué duro? Nada. Ya las cosas no eran iguales y eél ya no era el mismo, había cambiado muchísimo, pero a pesar de eso yo lo amaba y me dolía verlo tan distinto; ver que ya no era aquel chico que yo había conocido y del que yo me había enamorado.

Lo volvimos a intentar, y juro por Dios que estaba haciendo hasta lo imposible para que las cosas cambiaran, pero era inútil, ya peleaba sola.

Me acuerdo de todas las cosas que me dijo esa noche que cenamos juntos. Lástima que a todas esas promesas se las llevó el viento ni bien salieron de su boca.

Yo sabia que algo andaba mal, el sexto sentido que tenemos las mujeres me lo advertía, pero no hice caso y seguí para adelante.

Es que no me daba lugar para sospechar.

Una semana después me enferme y estuve en cama sin poder avisarle que no iba a poder ir a la casa y no nos vimos por cinco días.

Un lunes fue hasta la escuela directo a decirme que había estado pensando y había decidido que lo mejor era que no siguiéramos porque ya no le pasaba lo mismo. Que no lo buscara más, que lo nuestro moría ahí.

Me cayó como un balde de agua fría, pero ya estaba. Ya no había solución alguna.

Para tratar de no pensar tanto en él le devolví cartas y regalos, aunque jamás pense que me iba a reemplazar tan rápido.

A los cuatro días lo vi con otra, con la que según él me decía era solo su amiga, que era una tonta si desconfiaba de ella.

Lo que son las cosas. Como te sorprende la vida.

Aquel hombre que yo amaba tanto, al que le había confiado mi vida entera, el que sabia cosas que nadie más sabia, resulto tener dos caras.

Todo lo que paso me dolió, me duele, pero me sirvió para aprender un montón de cosas. Aprendí a que no hay que confiar ciegamente en nadie, pues nadie confía ciegamente en uno; a que el amor no es más fuerte que una mentira, esta siempre le va a ganar y siempre termina sufriendo el que más ama; que no existe el verdadero príncipe azul, a la larga todos destiñen; que a los hombres no les alcanza con que una los ame o los quiera, siempre piden más de lo que son capaces de dar y te cambian por otra tan fácil como a un par de medias; que no hay que poner las manos en el fuego por ninguno, porque ningún hombre las pone por una, y siempre es una la que se termina quemando, que a los hombres le gusta todo lo fácil, que es mentira que los obstáculos engrandecen al amor y a que no hay creer cada promesa que te hacen.

Pero también me sirvió para darme cuenta de que toda mujer necesita a un hombre que la quiera y que la cuide y que el amor inmenso que siento por el todo le disculpa, todo le cree, todo lo espera y todo le soporta.

Ya no quiero volver a sufrir pero daría cualquier cosa, mi vida si es necesario, con tal de que vuelva; con tal de escuchar un te quiero, de nuevo; con tal de sentir aunque sea una caricia de sus manos o un beso de su boca.

Si él supiera… si él supiera que nunca jamas en mi vida, por mas que conozca a miles de hombres, por mas que me case, forme una familia voy a amar a otro tanto como lo amo a él.

Pero eso no le importa, esta haciendo su vida, se pasea por las calles con ella, a mí ya no me saluda, se lo ve contento. No sé si será feliz, pero no la va a dejar. Aunque me duela decirlo sé que la quiere, no sé si esta enamorado, pero la quiere y más que a mi seguro.

Ya no me queda mas que esperar que Dios se acuerde de mí y me dé las fuerzas necesarias para seguir después de esto.

Voy a imaginar que se fue de viaje muy lejos, que por eso no esta, que por eso ya no escucho su voz, que por eso ya no me abraza…


Pensar que podría haber sido otro el final, si no hubiese sido que se le murió el amor por culpa de una mentira…

Texto agregado el 10-12-2009, y leído por 104 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
10-12-2009 muy bueno fiama,te felicitooo elpepo82
 
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