“Las espinas de la rosa”
-La pelea de las señoritas y la mimada cenicienta-
II
Al salir de nuestro dormitorio, se encontraban todas muy alegres, parecía que Alejandra e Ivonne se habían olvidado de lo que había pasado en la hora de la cena- o eso quería creer- ya que al vernos no se inmutaron en absoluto. Saludamos a cada una de ellas, caminamos por el corredor, mientras podíamos ver que otras alumnas bajaban por las escaleras que llevaban al cuarto piso. Me sentí aliviada cuando al llegar a las escaleras no tuve la presencia de Mónica o de Judith o de Brenda que comparten el piso con otras alumnas.
Al bajar las escaleras sentí que la vista de Vanesa se clavaba en mí y al voltear la mirada no me equivoque de lo que suponía ya que me miraba fijamente, pero sin decir una palabra. Bajamos hasta la planta baja y ahí había varias alumnas uniformadas que se disponían a salir, lo que note es que algunas alumnas poseían en su brazo izquierdo una banda unas tenían una banda de color azul cielo y otras una banda de color amarillo; mire el brazo izquierdo de Vanesa, ella poseía una banda de color azul cielo. Noto que la miraba así que me pregunto.
-Dime Natalia, ¿sientes curiosidad, por la banda de color?
-Ciertamente si, ya que nosotras no llevamos y algunas lo tienen-replique.
-Si, la verdad es algo muy notorio, pero si has visto, todas tienen o usan el mismo modelo de uniforme, los lazos de colores son para distinguir nuestros grados. Las de color azul cielo son las alumnas de segundo curso y las de tercero sin de un color amarillo.
La explicación de Vanesa me había confortado, pero había un espacio en ella y era el tipo de banda que usarían las de primero, así que no contuve la pregunta y se la hice.
-Para las de primera, en la entrada del auditorio se colocan dos o tres alumnas del consejo de estudiantes y les entregan sus bandas de color rojo, estas bandas se entregan al final del año cuando al representante de las alumnas en este caso la señorita Judith le da su banda de color a su segunda al mando en este caso seria……
-…….Mónica.- respondí completando su respuesta.
-Si, así es, Mónica será la que siga y las bandas de color serán pasadas en una ceremonia donde cualquier alumna del grado superior les da la banda a otra alumna. Las bandas de las chicas de primero son regresadas a la nueva representante que las repartirá con el comité el año que entra y así sucesivamente.
De manera repentina me vino a la cabeza que en los edificios donde se toman clase las puertas que tienen en la puerta pintada de color azul, rojo y amarillo, así que infiriendo correctamente los lazos servirían para identificarnos y no estar en otro edificio.
Salimos detrás de algunas alumnas que se dirigían a la cafetería. Al caminar por el sendero, platicamos acerca de nuestra primera noche en el dormitorio, yo conté brevemente mi incomodidad, aunque omití detalles como la causa por la que no pude dormir. Vanesa reconoció que ella tampoco pudo conciliar el sueño su primer día, pero que su compañera la ayudo asentirse mejor.
Algo ingenua de quien podía ser la compañera de Vanesa, le pregunté acerca de ello, todas guardaron silencio cuando Vanesa se coloco a mi lado algo así como intimidándome, me miro y respondió.
-Nat, ¿en verdad quieres saber?
Asentí con la cabeza, volteé a ver a Leí que se había colocado a mi lado derecho, su ceño parecía estar algo serio, no hice caso a esto y puse mi atención- un graso error- hacia Vanesa que respondió con una aire que semejaba el triunfo ya que parecía saber mas de lo que aparentaba.
-Mi compañera es la representante, la señorita Judith Delgado, es la chica que ayer se te declaro en la cafetería.
Todas se quedaron calladas, parecía como si todas se adelantaran mientras yo me quedaba parada tratando de asimilar lo que había escuchado aunque en mis tímpanos resonaba la frase: “…es la chica que ayer se te declaro en la cafetería.”. Sin embargo, no se como mis pies siguieron milagrosamente caminando al lado de Vanesa, creo que si lo analizo detenidamente fue la inercia lo que me llevo a estas instancias.
Ivonne me miro y le dijo a Vanesa.
-y, ¿Cómo es que sabe acerca de lo que paso ayer en la cafetería?, acaso ¿la señorita Judith le hablo de eso?
Volviéndose a Ivonne que se mantenía mas fría que un tímpano de hielo, Vanesa le respondió:
-Claro, es natural que ella me cuente ese tipo de cosas, aunque también me dijo lo que paso con Mónica y de su actuación.
Todas se quedaron sorprendidas, era obvio que todas sabían que mis palabras cuando la señorita Judith se dirigió a mí preguntándome acerca de la veracidad que tenía la relación de Mónica y mía eran falsas.
-Si, claro que Judith no se trago eso de que Mónica podía conquistarte Natalia- dijo volviéndose a mí.
-Además, ella seguirá detrás de ti, así que considérate algo afortunada, pero, ¡vamos!, no pongas esa cara, ya que es lo peor que te podría pasar.- dijo mientras se reía.
Siguiéndole la corriente la mire y en mi cara, de nuevo por inercia, se construyo una sonrisa o una especie de mueca parecida a una sonrisa y reí algo nerviosa. Todas las demás no me dejaron sola y rieron también aunque la Leí sabía que su prima se había propasado con ese comentario.
Al llegar a la cafetería, pudimos notar que varias chicas se dirigían al auditorio, muy pocas usaban el pasadizo por donde teníamos que entrar para llegar al auditorio que esta entre la cafetería y el salón de las alumnas de tercero.
Muchas se pasaban por la puerta del edificio de las alumnas de tercero que como los otros dos edificios tiene dos entradas una por anverso y otra por el reverso de la construcción.
Viendo mi inquietud, Alejandra me tomo del hombre y me sonrió, yo lo hice así y entramos de lleno a la cafetería, donde ahora parecía estar mas lleno con varias alumnas de grados superiores que no eran internas y las que compartieron la comida y la cena con nosotras. Al entrar, un silencio casi espectral se proclamo ahí. Claro que el rumor de lo que paso entre Mónica, Judith y yo no se iba a esparcir muy rápido, pude notar que nos miraban con cierto recelo. Tomamos la misma mesa que tomamos el día anterior, fuimos por nuestras respectivas bandejas y nos formamos detrás de las chicas que estaban en la fila. Al llegar nuestro turno, una señora como de unos cuarenta y cinco años, cabello cano y con algunas arrugas en las comisuras de sus ojos nos sirvió la comida, un palto de fruta que constaba de sandia y papaya, un vaso de jugo de naranja y dos huevos estrellados con un par de rebanadas de pan tostado o pan blanco.
No era como el día anterior que era un banquete de platillos-claro que era solo el desayuno y el que yo no tuviera que realizarlo era una bonificación extra- aunque para la tarde mejoro bastante.
Tomamos asiento, justo como estábamos en la comida del día anterior, la única seria era Leí, no sabia el motivo, pero creí que era mejor no preguntar nada ya que las cosas habían estado un poco raras desde que Vanesa había hecho esos comentarios. La comida estaba deliciosa, aunque trataba de apurarme a comer, sin embargo Alejandra contuvo.
-Vamos, no comas tan rápido, no son carreras, no te preocupes por llegar tarde, el que ayer dijeran que a las siete de la mañana seria la ceremonia es solo un formalismo, ya que tarda como cincuenta minutos el que comience, ya que en lo que las encargadas de colocar las bandas a las de primero y las acomodadoras te llevan a tu asiento, se lleva tiempo.
Mire mi reloj, la hora que marcaba, 7:20, no podía creerlo, eso quería decir que tenia otros treinta minutos hábiles para desayunar, lo que mas me molestaba era que tenia por lo menos otros quince minutos hábiles para poder dormir, me gire y vi a Leí, ella solo pudo sonreír y decime:
-Recuerda que….tendí tu cama.
Todas se rieron, y yo trate de calmarme, claro que también me reí junto con ellas.
Comimos lentamente y llevamos nuestras bandejas donde la señora que nos sirvió el desayuno las recogió, le agradecimos y tomamos nuestras carteras, salimos de la cafetería y caminamos por el sendero que nos llevaría al auditorio.
Vi que Vanesa le daba a cargar su maletín a Leí, ella se adelanto a la entrada del auditorio, donde en la parte superior se encontraba una manta con las letras que decían: “Bienvenidas alumnas del instituto femenino Lillian. Ciclo escolar 2006-2007”. Además en la entrada que estaba saturada por tres filas de colegiadas de uniforme azul, se encontraban tres alumnas de segundo curso –lo que supe por la banda de color azul cielo en sus brazos izquierdos-entre las que estaba Vanesa con una cesta llena de lazos color rojo. Por la otra puerta del auditorio entraban las demás alumnas pertenecientes a los grados de segundo y tercero.
Las demás y yo nos formamos hasta llegar a las personas que repartían los lazos, no se si fue el destino o algo así- aunque no se que tipo de mal habré cometido en una vida anterior para recibir ese castigo indirecto- ya que la persona encargada de darme mi banda de color rojo fue la misma Vanesa; Leí que estaba a mi lado, solo se limito a sonreírme, pero al ver a su prima su sonrisa se cayo de una forma algo drástica. Recibí mi lazo y espere a las demás, cuando Alejandra que fue la ultima en recibirlo se nos unió, entramos al auditorio, y aquí es donde no se porque tengo una mala suerte.
Al entrar había varias alumna, todas ellas de tercer que se encargaban de acomodar a las alumnas de primer grado hasta la parte inferior del auditorio, es decir cerca del estrado en cualquiera de los dos lados unas cerca de la puerta de emergencia y otras en el lado derecho. Las grandes cortinas que estaban adornando el escenario junto con la mesa y un mantel realmente precioso, donde en las orillas y en el centro se encontraban unos floreros con rosas rojas muy hermosas, semejantes a las que vimos en la sala de los dormitorios.
En la mesa varias botellas de agua que eran colocadas delante de cada una de las sillas detrás de la mesa, esto era hecho por el amable vigilante que me había atendido el día anterior, me refiero al viejo Ignacio. Súbitamente, una chica se acerco a nosotros para acomodarnos, no era nada más y nada menos que Brenda Maldonado Arriaga qué me miro con unos ojos que parecían puñales, sentí que Leí sujeto mi mano cuando Brenda se aproximo a nosotros. Y con una voz seca nos dijo.
-Deben colocarse sus bandas, y síganme, las acomodare.
La seguimos mientras bajábamos los peldaños alfombrados, llegamos hasta la primera fila, donde ella con el dedo índice de su mano derecha señalo hacia los asientos que estaban cerca de la puerta de emergencia, Leí y Alejandra iban delante, pero Brenda las detuvo diciéndoles que solo Ivonne y yo seriamos la que nos sentaríamos en esos lugares, ya que ellas estarían en el otro extremo.
Enseguida Leí le dijo amablemente que no tenía caso el separarnos ya que había lugares suficientes para que las cuatro nos sentáramos. La respuesta de Brenda fue un repentino y profundo: “No”. Así que señalando con el dedo índice de su mano izquierda hacia el otro lado, Leí y Alejandra se encaminaron hacia ese lugar.
Ivonne se adelanto para sentarse en la orilla, y justo cuando estaba apunto de seguirla, Brenda me dijo:
-Te pregunte dos veces si te había quedado claro el que no te acercaras a Mónica, espero que ahora estés feliz.- y diciendo esto subió a recibir a otras alumnas.
Yo trate de responderle, ya que eran puras coincidencias las que me habían llevado hacia esa situación, sin embargo no fue posible. Camine hacia donde estaba Ivonne y me senté acomodándome la falda. Trate de colocarme la banda de color rojo en el brozo izquierdo, pero no lo logre, y cuando le pedí ayuda a Ivonne………….esta estaba dormida. Mire hacia el otro extremo donde fue mandada Leí y Alejandra. Leí, me miraba algo preocupada desde su lugar y me sonrió, yo le devolví la sonrisa hasta que una voz detrás de mi me hablo.
Volví la mirada hacia atrás y la chica que estaba detrás me dijo:
-Mmmm, veo que tienes problemas con tu lazo, si quieres, puedo ayudarte.
-Si, seria de gran ayuda, gracias por hacerlo.- respondí a esa chica.
Y desde su asiento se estiro y sujeto con un pequeño nudo el lazo de color rojo. La mire detenidamente, sus ojos eran muy claros, de un tono verde, con una tés blanca y su cabello corto y rubio.
Cuando termino de hacerme el nudo le agradecí el gesto que había tenido conmigo:
-Gracias, la verdad no soy muy buena con estas cosas. Mi nombre es Natalia…. Natalia Me…
Y antes de que pudiera terminar la frase ella me respondió.
-Se quien eres, Natalia Merlo Mondragón, eres la nueva especial de Mónica, o ¿me equivoco? Yo ´por mi parte no me he presentado, soy Irais Herrera García, y soy la ex novia de Mónica, ¡mucho gusto!
Me quede algo pasmada, pero había decidido ya no dejarme apantallar por nadie, ya que desde que había llegado era considerada algo mas que una mujerzuela, y no solo eso, ahora era considerada un juguete o uh objeto, que demonios era eso de “especial”. Mire a la chica detrás mío, su brazo izquierdo en el se encontraba la marca de las alumnas de tercer grado, una banda amarilla, pero había algo mas una banda blanca arriba de la que la distinguía de los otros grados.
-¡¿Eh?! pues la verdad no se a que te refieres con que Mónica y yo, somos algo……
-Perdón, creo haberte escuchado decir “Mónica”, para ti es la señorita Mónica, así que si Brenda ya te lo dijo, yo te lo diré nuevamente, aléjate de ella, ¿entendido?
Y diciendo esto se levanto de su asiento y camino por la orilla del lado izquierdo, abrió la puerta de emergencia y salió por ella, yo la seguí con la mirada y Brenda la siguió, no sin ante mandarme un ultimátum con su mirada. Voltee a ver a Leí, que me parece había estado atenta junto con Alejandra de lo que había ocurrido. Solo pudieron sonreírme desde donde estaban- es lo único que podía hacer yo también- y vi como Ivonne se despertaba y estiraba sus brazos. Y con los ojos algo somnolientos después de tallárselos por debajo de los lentes me dijo.
-¿Qué pasa Nat, te ves algo sorprendida?-después de esto bostezo.
Yo la mire y le conteste.
-Nada, creo que si el infierno existe es lo que estoy viviendo en estos momentos.
De repente la puerta del auditorio se cerro y solo quedaron las luces del techo. La puerta de emergencia se abrió y por ella ingreso la directora y después las integrantes del miembro escolar, primero Judith, que me vio al momento de entrar, después brenda y le siguió mi nueva “amiga” Irais. Después de algunas otras alumnas que no conocía, todas ellas de segundo y algunas más de tercero, para hacer un total de 18 alumnas del comité sin contar a la persona que entro al último esta era Mónica Díaz Fernández que al entrar me miro, me sonrió y me mando un beso con su mano. Todas subieron por el estrado y se acomodaron en las sillas detrás de la mesa. Un silencio se levanto ahora en el auditorio, mientras la directora caminaba hacia uno de los pulpitos el que estaba frente mío, para ser más exacta, y empezó a dar su discurso, mientras miraba a las personas de la mesa.
En la orilla derecha se encontraba tanto Irais y Brenda que me mandaron amenazas con sus ojos, en el centro estaba Judith que me sonreía mientras se acariciaba el cabello y en la esquina izquierda estaba Mónica…. que me mando un beso. En eso Ivonne se me acerco para decirme algo en un tono algo irónico o sarcástico.
-Nat, no creo que sea mi imaginación, pero creo que te aman y te odian algunas personas de esa mesa.
La mire y le dije sonriendo y también con un tono sarcástico:
-En verdad, ¿te diste cuenta?
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