“Las espinas de la rosa”
-La primera semana y una mentira que se volvió realidad-
II
-Como dije, quería esconderme, o hacer una blasfemia para que Dios en toda su bondad hiciera que la tierra se abriera y me tragara, pero creo que eso hubiera acrecentado más mi culpa.
La persona que abrió y se quedo parada en la puerta con una mirada desafiante, me refiero a la chica de cabello pelirrojo que me advirtió me alejase de su amiga, se hizo a un lado y dejo pasar a Leí que con una sonrisa angelical le dio las buenas tardes, esta chica de sentimientos remotos y un rictus de frio, le devolvió el saludo a Leí, y empezó a caminar hacia donde estaba yo, al emparejarse conmigo nuevamente me dijo algo, algo que me perturbo y que intrigo a Leí:
-En verdad debes alejarte de ella y no entablar nada con Mónica, lo entendiste, aquí las cosas no son como en un cuento de hadas, espero lo hayas analizado.-y después siguió su camino por el sendero que llevaba al kiosco y al invernadero.
Cuando volví la mirada hacia Leí, esta solo pudo fingir una sonrisa y encogerse de hombros, lo hice del mismo modo y entre al edificio, mientras Leí cerraba la puerta.
La recepción del edificio era realmente hermosa, tanto que me hizo olvidarme del comentario de la entrañable amiga de Mónica-que no sabia ni su nombre-y que ya me había advertido dos veces que me alejara de su amiga.
Piso de azulejo que daba la apariencia de una ajedrez con azulejos blancos y negros. Dos columnas en la entrada que estaban grabadas como si se trataran de antiguas columnas de los griegos o romanos.
Enfrente de nosotros la escalera que daban a los pisos superiores, pero con la novedad que se encontraban alfombradas en el centro, era como una imagen de un castillo de princesa.
En la entrada había un teléfono debajo de la escalera colocado en una pequeña mesita alta de cuatro patas metálicas.
Subimos los dos peldaños que se encontraban frente a nosotras y del lado derecho una estancia con varios sillones de color negro y enfrente de estos una gran ventana cubierta por una cortina blanca transparente. En medio de los sillones se encontraba una mesa de centro con un florero que tenia unas hermosas rosas blancas y en el tallo de las rosas las espinas les daban un toque mas silvestre, pensé que esas flores eran traídas del invernadero y de lo cual no me equivoque.
Al lado izquierdo se encontraba una mesa larga como para unas cuatro personas con sillas de madera y además un piano de color negro con su taburete que tenía su asiento rectangular con su colchón forrado de terciopelo rojo, era una vista muy agradable.
Leí, me hizo una ademan para que le diera mi maleta, yo lo hice y me dijo.
Ven, vamos, nuestro dormitorio esta en el tercer piso- caminando se adelanto a las escaleras y el primer escalo, sujetándose del barandal de la escalera, me dijo desafiante:
¡Una carrera hasta el dormitorio Nat!, vamos, además tenemos que ir al auditorio, por la presentación que harán las alumnas de tercero a las internas nuevas.
Y se echo a correr sin que yo pudiera protestar, y al verla despegar, la seguí lo más rápido que pude, mientras mis tacones resonaban contra la alfombra que estaba en los escalones. Con la falda me era difícil subir las escaleras y mas subirlas corriendo, algo que para Leí no pareció impórtale este hecho, se detuvo al inicio del segundo piso y pude hablar lo mas rápido antes de que volviera a echarse a correr.
-Espera Lei, ¿no crees que podemos ser regañadas si nos atrapan?, además me cuesta subir con esta falda.
-¡Vamos, no me digas que ya te cansaste Nat¡ además no te preocupes no hay nadie en el edificio, y si lo hay, han de estar en sus habitaciones, las otras fueron a recorrer la escuela, o están en el auditorio.
¡Oh! ya veo, pero que te parece si vamos mas lento, además ya vamos a llegar. Dije tratando de persuadirla con mis palabras y claro, con mi cansancio.
¡Ya, ya¡ venga si podemos subir. Dijo mientras sujetaba mi mano y me obligaba a subir a rastras por las escaleras lo mas rápido que mi falda me daba la posibilidad.
Ya en el piso tercero, se veía el largo corredor, tapizado con la alfombra de color rojo y con varias puertas tanto a la izquierda como a la derecha y una puerta a lo lejos centrada, Lei me interrumpió con un grito de alegría y dijo;
-¡Lotería¡, es esa, la ultima, la del centro, ya la viste, venga Nat, ya llegamos]; dejemos tus cosas, las demás pertenencias tuyas llegaron esta mañana.
Mmmmm, ya veo, vamos pues, ya que estas tan hiperactiva. Conteste mientras suspiraba.
Recorrimos el corredor, ningún sonido se escuchaba, lo cual me hacia confirmar lo que Leí había dicho.
Sonreí junto con Lei y ella abrió la puerta, la luz del sol entraba por la ventana con la misma cortina blanca transparente que tenia la planta baja.
Dos camas individuales, dos escritorios con sus sillas y sus lámparas de escritorio frente a la ventana y un armario grande para que Leí y yo colocáramos nuestras pertenencias y un perchero todo en una habitación de color rosa, la verdad no me desagradaba el color, pero, era……..muy rosa, muy femenino, claro esta es una gran contradicción ya que estaba en una escuela para chicas, era mas que obvio esta clase de cosas.
Una puerta de color blanco a los pies de la cama del lado derecho donde estaba mis otras pertenencias, era la del baño. Me dirigí a ella y la abrí, una gran regadera y un retrete tan limpio que parecía al que tenia en mi habitación, la verdad no creía que Leí tuviera la maña de dejar la tapa levantada así que no me molestaría tener que compartir el baño.
Los escritorios estaban juntos y estaban en medio de las camas separados por una distancia de unos 50 centímetros. El armario de madera se encontraba al lado de la puerta principal.
En el techo un candelabro muy bonito con un foco, era como una habitación para solteras, claro que las solteras éramos ahí Leí y yo, deje mi, maleta en la cama y me quite mi saco, que coloque en el perchero.
Ahora esta así, pero que te parece si luego lo ordenamos, poniéndole algunos adornos, ¿Qué te parece?, dijo Leí sonriente
Claro, la verdad esta muy padre, no creí que tuviéramos un baño para nosotras solas.
Si, cada habitación tiene uno, el de mi prima es mas lindo, esta en el último piso, dijo .
!Ah¡, es cierto, ahora que lo recuerdo, la directora dijo algo acerca de que tenias una prima, y dime, ¿Cómo se llama?.
Mi prima se llama Vanesa, y va a cursar este año el segundo grado; pero hablando de chicas de segundo, ahora tú dime, ¿de donde conoces a Brenda?.
¿Brenda?, respondí con otra pregunta, ya que no sabia de lo que estaba hablando Leí.
Si, la chica que no encontramos en la entrada, al de cabello pelirrojo, la verdad me saco de onda lo que te dijo, y aunque no la conozco muy bien, mi prima que es compañera suya, me habla de ella.
Pues…… como decírtelo, prométeme que no se lo dirás a nadie, por favor. Dije mientras la veía fijamente a los ojos.
Si claro, pero que es tan grave como para que tenga que prometerlo. Me dijo y viendo su reloj me interrumpió y volvió a decir.
Tendrá que ser luego, vamos al auditorio, después vamos a la cafetería a comer y de ahí te daré un recorrido por la escuela y ahí me cuentas, ¿te parece?.
Viéndola, asentí con la cabeza y bajamos nuevamente por las escaleras hasta la planta baja para salir de los dormitorios, caminando por donde habíamos venido para llegar a ellos fuimos al edificio de donde tomaban clase las alumnas de segundo y en el espacio que se formaba entre ese edificio y la cafetería pasamos por ese lugar para llegar a otro sendero que se dividía en varios sitios y el primero que teníamos frente de nosotras era el auditorio, lo sabia por Lei, además de que algunas alumnas estaban entrando por las puertas de color rojo y otras venían de otros sitios para ingresar en ese lugar.
Caminamos al auditorio y en la entrada una chica delgada de cabello rizado color café un poco más alta que nosotros saludo con el brazo desde lejos a Lei. Esta le devolvió el saludo y me dijo.
-Ahí esta mi prima Vanesa, vamos la bienvenida para las internas va a comenzar.
Estas palabras serian el inicio de lo que me vendría un poco después.
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