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Inicio / Cuenteros Locales / YUUKOICHIHARA / \"Las espinas de la rosa-El principio-.\" Capitulo 4

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“Las espinas de la rosa”
-El principio-
IV

Al abrir la puerta solo se que mi corazón brevemente se paralizo, no se si por lo que estaba viendo o por una especie de ansiedad. A mi lado izquierdo uno de los paneles que separan a los sanitarios, y frente de mi el tocador, donde estaban los lavabos con un gran espejo, todo combinando con azulejos blancos y rosas pálidos; claro esto no era lo que me impresiono, lo que me sobresalto era ver a una chica besar con pasión a otra, me quede pasmada, solo se que me quede mirando, la chica que me daba la espalda tenia cabello negro, mientras la que estaba frente mío-por así decirlo- tenia los ojos cerrados, una chica de mi tamaño, tés blanca y con un lunar cerca del labio en el lado derecho. La otra chica le besaba el cuello, mientras sus manos rodeaban su cintura.
Petrificada y con la maleta en la mano izquierda quería correr, pero algo me paralizo, solamente volví en mí-y las otras chicas también- cuando mi mano soltó la maleta.
-¡Tum!, fue lo que se escucho; de repente la chica que tenia los ojos cerrados los abrió y los resalto de mas al verme, mientras la otra chica permanecía de espaldas.
La chica que me vio separo a la otra de un rápido movimiento. Traía el saco azul marino abierto, con la corbata aun más arreglada que la mía y la blusa abierta hasta el segundo botón. Solo vi que se puso roja, con una mano cubrió su pecho y salió corriendo, pasándome a toda velocidad como si quisiera que la tierra se la tragara, yo volví la mirada lentamente mientras la puerta se cerraba.
Volví, la mirada contra la chica que permanecía de espaldas. Solo pude musitar sonidos que parecían disculpas.
-¡¿Eh?! Y….yo, lo…si…siento, no, era mi intención espiar.
Al decir esto, la chica que tenia la mirada agachada, la levanto mirándome por el gran espejo que tenia frente suyo, con una mirada algo rencorosa, y sin voltearse dijo.
-No te preocupes, creo que corrí con suerte, era mejor que alguien nos encontrara así. Pero ya ni modo.
Si, perdón, la verdad…yo….la verdad….
Si, ¿la verdad tu que?, dijo mientras se volteaba lentamente.
Cuando pude ver su cara completamente un cierto espasmo recorrió mi cuerpo. De tés blanca como la nieve con unas cejas delineadas perfectamente y unos labios delicados que hacían juego con sus ojos cafés claro y su melena negra; acompañados por sus curvas que se dejaban ver por encima del uniforme algo ajustado, solo pude quedarme viendo a esa chica que me había impresionado con su belleza.
Si, estoy esperando una respuesta, dijo mientras se cruzaba de brazos.
Pues, verás, yo…. Vine al tocador…para….
-Tu corbata-dijo, mientras en mi mente se repasaba la escena que había visto antes y mientras mis neuronas buscaban la palabra que ella pronuncio antes que yo.
Si, exacto, mi corbata se desarreglo y venia al tocador para arreglarla y luego pasar con la directora al tercer piso. -respondí con una sonrisa algo nerviosa.
Pero, no te preocupes, te ´prometo que no contare nada de lo que vi, bueno, adiós.
Y de un movimiento me gire para que mi mano se dirigiera ala perilla y la abriera, sin embargo fui interrumpida por esa chica de cabello negro.
-Y, ¿tu corbata?, no la piensas arreglar, la vieja Elena es muy dura con las personas que no se toman en serio la presentación.
Me volví de nuevo, algo pasmad, ya que no había hecho nada de lo que había ido a hacer al tocador. Me mire en el espejo desde donde estaba, y mi mano izquierda tomo mi corbata alzándolo para que lo viera con una expresión de no saber que hacia, la verdad no quería tener contacto visual con aquella chica, pero recordé que era muy mala con los nudos de las corbatas. Por un momento se me ocurrió pedirle ayuda a ella, pero no lo sabia con certeza.
Sentí una mirada congeladora que provenía de mi acompañante que tenia frente mío, pero no me atreví a verla, hasta que no se si por azares del destino o lectura mental, me dijo.
-Mmmmm, ya veo, no sabes hacer un nudo, ¿cierto?
Si, lo siento, no soy muy buena con los nudos. Respondí algo apenada, mientras alzaba la mirada.
Bueno, que mas da, tú me prometiste guardarme el secreto, así que yo te ayudare con tu nudo, ven, déjame ayudarte.
Pensando en lo que me dijo, mi cerebro solo pudo pensar: “¡¿Eh?! Acaso estas loca, te acabo de encontrar con una mujer y aun así quieres que me acerque a ti”. Solo pude verla, hasta que hablo y dijo.
-Ven, vamos, te voy a ayudar, no te voy a hacer nada.
Aquí no se si mi cuerpo o subconsciente tenían vida propia, ya que lentamente mis pies empezaron a moverse hacia ella. Creo que el tiempo pasó lentamente, hasta que estuve cara a cara con ella.
¡Hump!, vamos, no tengas miedo, no voy a morderte…….al menos, no tan fuerte, ja, ja, ja.
La risa que salió de su boca solo produjo incomodarme, pero no logre moverme, hasta que por acto de magia volví en si cuando sus manos blancas como la nieve tacaron mi corbata.
Mis ojos se posaron en los suyos que a su vez estaban arreglando mi corbata, su mirada en ese entonces se parecía a la que tiene mi hermano Arturo cuando me ayuda.
Trague un poco de saliva, mientras ella volvió los ojos a mi, se que me puse roja, ya que ella me lo menciono.
-¡Wow!, la verdad te he dejado impresionada, ¿verdad?, estas mas roja que un tomate.
Al decir esto me mire al espejo cuanto pude, y era cierto, luego, la mire a ella, su perfil traducía semejante calma, como si hubiera estado en mas situaciones como esta. Volvió la cabeza y me dijo:
-¿Eres nueva?, ¿Cómo te llamas?-poso su mirada fijamente en los míos y volvió a decir- Tienes unos ojos hermosos.
-¡Ah!, gracias…..creo…y si soy nueva, m…mi nombre es Natalia, Natalia Merlo Mondragón. Respondí esto ya que prácticamente su comentario acerca de mis ojos me dejo algo fuera de mi.
Mmmmm, ya veo, creo que ya esta.
Y soltando mi corbata, cerró los ojos y se sonrió, baje la mirada para ver el nudo, realmente era buena haciéndolos, y cuando iba a levantar la cabeza para agradecerle, vi como lentamente su cara se acercaba a la mía hasta que sus labios rojos, algo húmedos chocaron contra los míos.
Mis manos no se movían, solo mis ojos temblaban ante tal suceso, mientras sentía como mis mejillas se ponían calientes.
Lentamente cerré los parpados, y ella con sus manos sujetaba las mías entrelazando sus dedos a los míos.
Lastimablemente un ruido nos interrumpió-no se si agradecer eso o maldecirlo, ya que mi sorpresa era tal que no podía pensar con claridad que era lo que quería- abrí los ojos y mi acompañante giro la cabeza hacia la puerta. Y ahí parada con el uniforme de la institución una joven de cabello pelirrojo delgada y de tés blanca nos estaba observando con los brazos cruzados. No se si se trataba de un deja vu pero ojala no lo fuera, no quería correr como la chica que había salido antes que yo.
Su expresión no era como la que yo tenia hacia apenas 10 minutos, si no mas bien era una car de indignación o enojo, levantando la ceja izquierda y con voz algo molesta se dirigió a mi acompañante.
-Mónica, ¿Qué estas haciendo?, Judith te busca para ensayar el discurso de mañana para las alumnas de nuevo ingreso.
Yo, ¡mmhh!, nada, la pregunta correcta seria, ¿Qué estas haciendo tu, aquí?
-Fui a la dirección para hablar con la directora acerca de mañana, y el viejo Ignacio llamo a la oficina para decirle a la directora que la ultima interna acababa de llegar, que no tardaría, ya que había ido al tocador, pero se demoro y me mando a buscarla.
Cuando dijo esto último me miro y volvió a hablar con la chica cuyo nombre ahora conocía.
-Tal vez si quieras dejar de abrazarla ella pueda a ir a ver a la directora, ¿no lo crees?.
Si, creo tienes razón, y haciendo caso omiso de las ordenes de aquella muchacha me soltó, caminando lentamente hacia la puerta. Cuando Mónica se emparejo con su interlocutora, esta le dijo:
Ahora ve con la señorita Judith, y recuerda lo que paso hace un año, que no se te olvide Mónica.
-Si, lo se. Respondió algo seca.
Y abriendo la puerta salió, no sin antes volverse a mí y decirme:
-Bueno, Natalia, creo que lo dejamos para la otra…. Tal vez nos veamos a la hora de la cena. Adiós, -y lanzándome un beso con su mano, desapareció de mi vista con la puerta cerrada.
La otra chica no se volvió para nada, mas bien observo todo desde donde estaba con ayuda del espejo que estaba a mis espaldas. Suspiro y por fin dijo.
Es hora de que tú vayas a hablar con la directora, coge tu maleta y ven, te acompañare hasta allí.
Y dándose la vuelta abrió la puerta, camine hacia mi maleta que tome con las dos manos y salimos del tocador. Volví la mirada hacia la derecha, pero ya no estaba aquella chica cuyos labios habían tocado los míos.
Haciéndome un ademan con el rostro seguí a mi acompañante por las escaleras que había visto al cuando estaba en el primer piso, llegamos al segundo , donde el corredor estaba vacio, no había nadie en las oficinas de aquel piso subimos nuevamente hasta el tercer piso donde en el fondo había una instancia amplia con un pequeño cubículo y fuera de el varios sofás, En el cubículo había un escritorio y vatios estantes con documentos, en las paredes donde se encontraban los sofás, varias fotos de alumnas y maestros con alumnas graduados. En el cubículo, se encontraba una mujer de mediana edad de lente y cabello negro quebrado.
La chica de cabello pelirrojo me hizo otro ademan indicándome me quedara donde estaba, mientras ella hablaba con la secretaria, esta alzo el teléfono, y le dijo algo a mi nueva acompañante que salió del cubículo y dijo:
-ya esta, ahora entra, la directora te recibirá junto con tu nueva compañera de dormitorio.
¡Ah!, gracias, ya lo hago.
Y cuando me disponía a caminar hacia la puerta que estaba al lado del cubículo de loa secretaria]; la chica pelirroja, me dijo, algo que me incomodo.
-Si fuera tú, me mantendría alejada de Mónica.
Y diciendo esto emprendió su camino, yo la observe mientras caminaba aquel corredor y bajaba por las escaleras por donde habíamos pasado; me volví hacia la puerta y camine hacia ella, mire de reojo a la secretaria que también me miraba y con un gesto de aceptación de su parte puse la mano en la perilla-rogando a Dios no ver algo como lo que había presenciado-y abrí la puerta.

Texto agregado el 09-12-2009, y leído por 101 visitantes. (0 votos)


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