“Las espinas de la rosa”
-El principio-
II
Después de tanto meditarlo, como si el tiempo se hubiese ido realmente lento, me puse la ropa interior rosa con encajes en las orillas y acomodando lo mejor que pude el elástico, me dispuse a ponerme el sostén, después de esta pequeña sesión en la que mis manos repasaban mi figura, seguía ahora por vestirme con el uniforme, para lo cual lo saque del gancho donde estaba colgado, y sin tratar de arrugarlo como si fuese de oro macizo me puse la blusa, seguida de la falda que cerraba perfectamente. Después la corbata que trate de ponerla, claro que no era una experta, pero, eso lo solucionaría en el camino, me dirigí al espejo de mi tocador, me maquille algo moderada y cepille mi cabello sujetando una parte de mi flequillo con un pequeño broche en forma de mariposa. Justo cuando me dirija a la puerta esta sonó por los golpes de alguien detrás de ella.
-Toc, toc, toc, mire el reloj apenas el minutero marcaba media hora después de que me levante, no había pasado mucho tiempo, nuevamente la puerta volvió a sonar.
-¡Natalia!, ¿estas despierta?, ya es hora de que bajes a desayunar, mi padre quiere marcharse ya.
-Si, ya voy, solo dame algunos segundos, ahora bajo.
-deprisa, ¡tonta!, o a menos que qyuieras llegar tarde en tu primer dia.
Este pequeño diaslogo era realizado por mi hermano Juan que se preparaba para irse a su trabajo, es mas, creo que era la primera vez que lo había escuchado tan calmado, era como si la noticia de que yo me fuese le alegrara, pero no podía portarse como un completo idiota, por lo cual trataba de disimularlo.
Volvi la mirada hacia el reloj, vi en cámara lenta el pasar del segundero, al dar una vuela mas, la verdad me entusiasmaba poder respirar nuevos aires, pero era verdad que también, me ponía triste el dejar mi hogar donde mi padre me crio, claro, que si todo marchaba bien, no tenia porque no volver a casa en las vacasiones.
Cogi la maleta que estaba en la esquina, y me dirigi caminando con un paso casi mortuorio a la puerta; con la maleta en la mano, volvi la mirada un vez mas, mientras la puerta se cerraba ante mi. Baje las escaleras y me dirigi al comedor, ahí en una mesa para 6, mi padre estaba platicando con mis hermanos.
Al verme, todos carraspearon la garganta, era como si confabularan contra mi, claro que esta no era la única vez. Aparte la silla que estaba al lado de mi hermano Arturo y empeze a ver mi nutritivo desayuno, que constaba de huevos refritos con pan tostado, jugo de naranja y algunos biscochoz acompañadoas con café. Por supuesto que la fruta nno podía faltar. Al tomar el tenedor y disponerme a comer mi padre interrumpió mi apetito para decirme:
-¿tienes todo lo que necesitas?, ¿no te hace gfalta nada?.
-No, le conteste, mientras lo miraba con una expresión de hambre.
-mmmmmmm, bien, bien
-Y, ¿a cuantas tias te piensas ligar alla?. Este comentario fuera de lugar era de Juan, el cual me hizo sentir un poco extraña, mirándolo fijamente solo pude ceñir la frente, ya que lo hacia con un aire de broma.
- a ninguna, solo voy a estudiar, tal vez lo que quieras es tirarte a alguna de mis amigas como o hiciste el año pasado.
-¿Qué?, yo no haría semejante chorada- respondió algo enojado mientras cogía un trozo de fruta y se lo llevaba a la boca. – además tu amiga era muy, muy aguada, no tenia ganas de nada.
-sera porque no la sabes tratar, la verdad si hubiera estado conmigo hubierna pasado muchas cosas. Dijo Juan algo apresurado.
-¿eh?, no fuiste tu el que dejo a esa pobre chica esperando y llorando todo el dia fuera de casa- hablo Arturo.
No, la verdad ni me acuerdo, y quien quera acordarse. Creo que Juan lo hace solo para molestarme, además Natalia le había dicho muchas veces que yo no estaba.
-mmmmmm a mi no me metas, dije mientras sorbia un poco de jugo.
Mi padre solo nos veía algo despreocupado, en si el ya no decía mucho, ya que solo se dedica a trabajar y hacer las cosas que tenia que hacer. Según mis hermanos, cuando mi mama murió el dejo de ser comprensivo, casi no se le veía llorar o expresar algún sentimiento, la verdad eso me molestaba.
No era que no le imporataramos, ya que su funcion pasaba de ser uno de los padres a estar 24 hoaras encima de nosotros, como una ngel guardian.
El desayuno transcurrió entre estos y varios diálogos que eran de la misma especie al anterior, y mientras recogía los platos, mi padre se lñevanto de su silla y cogía las llaves del auto y salió dela casa, después de 10 minutos fuera el motor del coche se escucho.
Mis hermanos que habían estado tan parlanchines ahora guardaban silencio. Derrepente Arturo dijo:
-ojala no te sientas sola alla
No te preocupes estare bien, prometo hacer todo lo posible para venir en las vacaciones de fin de año.
Si, pero no te esfuerces esta bien, mientras decía esto su mano me dio algunas palmaditas en mi espalda e hizo un gesto algo desagradable mirando el nudo torcido de mi corbata.
Aun no te sabes poner la corbata, ¡tonta!, alla no tendras quien te la arregle, tienes que aprender.
Sus manos arreglaron el nudo en pocos segundos.Arturo tenia ese don, arreglar todo lo que le diesen a reparar, el me escuchaba cuando yo necesitaba hablar con alguien, aunque era insoportable cuando tenia peleas cuasi maritales con su prometida Lorena.
-¡hummmmmp¡, creo que es hora de irme. Dije mientras me levantava de la mesa y cogía nuevamente la maleta que deje en el piso. Juan y Marcos se incorporaron también. Camine lentamente a la puerta, mientras el ruido del clacson sono.
-debes apurarte burra, o llegaras tarde-dijo Marcos.
Si, lo se, porfavor cuídense si-lo dije mientras abria la puerta.
Ja, ni que fueramos tu, y apurate que se te hace tarde-respondio Juan.
Bueno me voy, adiós. Inmediatamente corri hacia el auto que ya me esperaba con la cajuela abierta para que mi padre hiciera un ademan que indicaba que le diese mi equipaje para que lo metiera. Abri la puerta del coche y la cerre. Mire por la ventana y mi hermanos estaban ahí paradops en el umbral.
Mi padre ingreso al auto; se puso en marcha, avanzando lentamente mientras yo levante mi mano y me despedi de ellos. Arturo y juan me correspondieron, mientras Marcos…………contestaba el teléfono, creo que no le importe en ese momento, bueno, asi son mis hermanos, creo que sentí en ese momento que los extrañaría demasiado-y la verdad no me equivoque.
Mi padre dio vuelta a la avenida para incorporarse a la carretera. Con su mano izqyuierda encendio el radio que marcaba una estación vieja. La verdad no me desagradaba ya que en esa estación pasaban las canciones que mi padre le dedicaba a mi mamá cuando ella aun vivía.
Lentamente mis parapados se empezaron a cerrar y cai en un sueño pasajero, que se disipo, no se si rápido o lento, ya que cuando abri los ojos estaba ante mi9 mi nuevo hogar.
¡Natalia, Natalia!, despierta Natalia, hemos llegado.
Mmmm ¿ya llegamos?-respondi, mientras talllaba mis ojos algo somnolientos.
Si, ya llegamos, te quedaste dormida.
Mire a mi padre, en su cara se veía una mueca parecida a una sonrisa, algo que me extraño. Mire por la ventana una barda de barras de acero dejaba entrever a lo lejos un gran edificio-el que solo eran parte de los dormitorios- se veía apantallador, sin embargo aun me esperaban muchas sorpresas. Mi padre siguió conduciendo por un cuarto de hora mas, y mientras yo veía como rodeábamos al edificio. Había un letrero que decía “entrada” con un símbolo que marcaba una desvuiacion, mi padre la tomo y el auto subió la cuesta que me pareció una eternidad mientras que la barda con sus barrotes de acero ya no se apreciaban, ahora lo que se veía a nuestros costados era un muro infinito con enredaderas, y por encima de esa nueva barda los follajes de arboles se dejaban ver.
Después de tanto paisaje, a lo lejos se vislumbrava una reja de acero, y mientras nos acercábamos, alguien del otro lado aparecia.
Cuando el auto llego enfrente de la reja, mi padre bajo para hablar co n el sujeto que había salido, era un hombre ya anciano de unos 60 años por lo menos, canoso, y de apariencia gentirl, después de dialogar un rato con el, mi padre volvió al auto.
-Mmmmm, creo que hasta aqui llego yo. Dijo apesadumbrado.
Pero, ¿Por qué?, acaso no piensas entrar conmigo.
No, no esta permitido, el vigilante me ha dicho que no puedo entrar, asi que te dejare aquí.
Pero, yo quería que me llevaras. Dije mientras mi voz empezaba a hacerse algo ronca.
Lo se, pero es hora de que te vayas, esta bien.
Si, tienes razón, gracias por traerme.
Mi padre bajo del auto, abrió la cajuela y saco la maleta, yo hice lo mismo, me baje del auto y acomode mi falda. Me dirigi a la entrada donde el vigilante esperaba y mi padre se acerco dándome mi equipaje, diciéndome, algo que no voy a olvidar.
-¡Ya esta¡, ahora te toca a ti, por favor, cuidate, y llama a casa cuando quieras.
Si, asi lo hare. No te preocupes por mi, tratare de volver en vacaciones esta bien.
Si, ¡ah¡, te pareces mucho a tu madre, ella estaría muy orgullosa de ti, por favor cuidate y adiós.
Cuado dijo esto, se dio la vuelta y empezó a caminar, inmediatamente lo alcanze le hable y al darse vuelta lo abrace y le dije.
Gracias, papa te quiero mucho.
Si mi niña, yo también……te quiero mucho.
Y con un beso en la mejilla, se dio la vuelta y puso de nuevo en marcha su auto mientras daba reversa y maniobraba para darse la vuelta e irse, yo levante la mano y me despedí, el hizo lo mismo. Mientras veía al auto alejarse mas, solo podía esperar a que se fuese.
Después de esto, el anciano, me interrumpió de mis ensoñaciones y me dijo.
Señorita, es hora de que pase, la directora la esta esperando en su oficina.
Me di la vuelta, y con una sonrisa le respondí: si, gracias
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