“Las espinas de la rosa”
-El principio-
I
-Rozando lentamente sus labios contra mi piel, Mónica siguió acariciando con las yemas de sus dedos mi cuerpo, lentamente sentía el calor del aire que salía por sus fosas nasales estrellarse contra mi vientre, después un súbito espasmo se sintió entre mis piernas, ¿acaso era la excitación?, no lo sabia con certeza, solo se que ella levanto la mirada y sus mejillas ruborizadas me llenaron de un sentimiento mas profundo que el mismo amor; luego lentamente se dirigió a mi boca y la beso apasionadamente alternando pequeños mordiscos de sus dientes con mis labios.
Sintiendo como claramente ella temblaba de emoción o de algún extraño suceso, no sabia lo que era, ya que para Mónica no era su primera vez con una chica y era sorprendente que yo estuviera tranquila como si para mi fuera lo mas natural, aunque no fuera así. Tal vez desde que la conocí en ese lugar me había aferrado a una fantasía que se hacia realidad y que no sabia cuanto duraría, pero que en esos instantes sabia que ella era para mi y de nadie mas y yo era de ella de nadie mas.
Lentamente siguió acariciando mi cuerpo, yo no era mas que una chica apenada pero algo seria que esperaba lo que se espera cuando se esta con un ser que quieres demasiado. Mientras Mónica deslizaba su mano lentamente por debajo de mi blusa, alcanzado el sujetador de mi sostén, empecé a recordar como habíamos llegado hasta ese punto, solo pude ver esas escenas mientras mi mirada se perdía entre sus caricias.
Tal vez a mis 18 años de edad no había comprendido que era el amor, jamás creí que un día llegaría a tener un apego hacia alguien, ni mucho menos imaginaba que tendría que llorara por estas cosas tanto como yo llore.
Mi vida se puede decir que es como la de otras chicas de esta edad, con ganas de hacer amigos, querer superarse, llegar a encontrara a alguien que seria mi príncipe azul, lastimablemente antes de cumplir los 18 años, esto no sucedió, la verdad nunca llegue a tener esa conexión con otra persona del sexo contrario, no era que me desagradaran los hombre ni que a esa edad contemplara el que me gustaran personas de mi mismo sexo, sin embargo, no sentía la necesidad de tener esas relaciones.
Como mujer solo puedo decir que al ser la mas pequeña de 4 hijos, de los cuales los tres restantes son hombres con un padre viudo no creo que tenga que hacer hincapié en como viví mi vida o como llegue a comportarme. Si hablo de mi familia solo puedo decir que mi madre murió al darme a luz y mi padre se puso el delantal para poder educarnos a mis hermanos y a mí. A mi padre le gusta hablar mucho de mi madre ya que según el me parezco a ella, y justo como eso me puso su nombre, Natalia, la verdad es un bonito nombre y las fotos de mi madre que eran pocas puedo decir que era una mujer hermosa.
Mis hermanos en verdad son como cualquier hombre que trata de sobrevivir en este mundo. Arturo, mi hermano mayor esta apunto de casarse con una chica que conoció en su trabajo de contador, llamada Lorena, ya con casi 6 años de haberla conocido y con un anillo en el dedo solo es cuestión de tiempo para que se valla de la casa, lo cual es una lastima, ya que es el hermano mas comprensivo que puedo tener, si lo comparo con Juan el que le sigue o Marcos el de en medio no hay de donde escoger. El primero se fue de la casa a buscar fortuna y no lo volvimos a ver al año de que se fue, la verdad si que regreso con muchas sorpresas ya que consiguió un trabajo en una empresa de bienes raíces la cual estaba dejando muchas ganancias y de la cual era un socio importante, era realmente magnifico ya que a sus 22 años de edad ahora es un hombre que puede tener lo que quiera. Marcos…… la verdad no se que decir de el aunque tiene una licenciatura en administración de empresas a el le gusta pintar. La verdad no se si fue un desperdicio de tiempo el que se matara 5 años en la universidad si iba a realizar otra cosa con su vida; aunque debo decir-y no es por presumir- que tiene un gran talento y eso le lleva a conocer cuanta chica se le presenta, hasta ahora a llevado a la casa como a unas 20 chicas diferentes, de las cuales solo recuerdo el nombre de 3 pero era curioso el método de elección, ya que los nombres de las susodicha comenzaban con la letra I, ya que las tres se llamaban, Irene, Imelda e Ismerai, esta ultima armo un berrinche la noche que mi hermano le dio calabazas y anduvo con otra, recuerdo que esa noche estuvo llorando hasta muy de madrugada fuera de la casa con mi hermano Juan tratando de consolarla ya que Marcos no se apareció en todo el día, mas bien no regreso a la casa durante esa semana.
Y ahora estoy yo, Natalia Merlo Mondragón, la verdad no quería cometer los errores de mis hermanos, pero se que tenia que irme, por lo cual al terminar la preparatoria, insistí y no se cuantas veces suplique a mi padre que me permitiera estudiar derecho en la Universidad privada Lillian. La verdad sabia lo que me esperaba, una escuela que poseía un internado para alumnas que lo quisieran con salidas los fines de semana, tal y como si se tratara de un campo militar, solo que en este campo donde pasaría 5 años de mi vida, los soldados llevaban un uniforme escolar de falda larga de color azul, entablillada y una blusa blanca con una corbata roja, que hacían color con el saco azul en el cual estaba bordado la insignia de la escuela.
Aun recuerdo ese día en que mi padre me dejaría en la institución. Era de mañana, el despertador sonó, abrí lentamente mis parpados para encontrarme con los rayos del Sol radiante lastimando mi vista, me levante en mi pijama y me dirigí hacia la ventana, con un súbito movimiento abrí la cortina que dejo pasar de golpe la luz del astro que en daño aun mas mis ojos, la verdad, aun sigo pensando el porque lo había hecho de esa manera.
Estire mis brazos y me di la media vuelta aun algo somnolienta, mientras me dirigía al baño de mi cuarto y me preparaba para ducharme. Creo que aun puedo sentir el roce en mis piernas que hacia el pantalón de mi pijama mientras caía, y como el calor se fue de mi cuando me quite la playera rosa con la que dormía. Abrí la regadera del agua caliente, y mientras el agua fría que precedía a lo que estaba esperando salía, vi mi reflejo en el espejo, con la misma imagen que iba cambiando cada año, cada vez que el pequeñín planeta Tierra lograba dar una vuelta mas al Sol que minutos antes me había deslumbrado. Me saque la ropa interior colocándola en el cesto que tenía a mis pies, me introduje en la ducha, algo que no debí de haber hecho, ya que solo había abierto el agua caliente y pues, razón obvia, me queme.
-¡Tititititi ¡musitaba mientras las gotas de agua caliente se iban acoplando con mi cuerpo que sentía cierta aversión por esa agua que me había quitado completamente el sueño de golpe, mientras nivelaba la temperatura compensándola con el agua fría, llegue a sentir cierto éxtasis de placer que invadía mi cuerpo, solo puedo decir en mi defensa que mis pensamientos se quedaron en el piso, aunque mis mejillas estaban algo calientes debido al vapor del agua caliente que ya me había bañado.
El agua caía lentamente por mi cuerpo, tomando el jabón y haciendo espuma entre mis manos comencé a tallar mi cuerpo, era como si se tratara de una purificación ya que mi nuevo santuario aguardaba y esta regadera no volvería a ser abierta hasta las vacaciones de fin de año.
Estuve en la ducha por mas de media hora, hasta que cerré la regadera y Salí con una toalla enredada en mi cuerpo, la mirada la dirigí hacia la esquina de mi alcoba pintada de rosa, ahí yacía la maleta que contenía mis pertenencias y que prácticamente serian mis recuerdos de esta casa. En el perchero se encontraba aquel uniforme que usaría en mi nueva escuela.
Me quite la toalla de mi cuerpo, y seque mi cuerpo, además de quitar la toalla que estaba enrollada en mi cabeza seque mi cabello castaño y largo para poder vestirme.