Al día siguiente, José casi dudando le preguntó a su hermano si había escuchado algo inusual esa madrugada, pero su hermano nada había escuchado. Perplejo por la respuesta de Miguel, decide ir a la casa de su abuela, con el temor de haber enloquecido. Pero son muchas las tareas que debe realizar esa mañana, por ello debe dejar la visita para la tarde.
Después de andar media hora a caballo, finalmente llega al viejo caserón blanco, al que entra presuroso. Sentada en el viejo sillón de madera, encuentra a Doña Clara, tomando mate junto al brasero, como acostumbra todas las tardes.El joven se abraza a su regazo y le cuenta lo sucedido esa madrugada.
Doña Clara escucha pacientemente a su nieto visiblemente aturdido, pero no está sorprendida.Cuando José finalmente concluye, la vieja matriarca hace una pausa, y a la luz del brasero improvisado con chapas,comienza a contar un relato macabro.