Empezaba la joven noche a envejecer y el ruido del trueno destruyo la profundidad de su sueño, el viento entraba en su alcoba, y parecía querer arrebatarle un trozo de su hogar, no escuchaba el llanto de su hijo, tampoco la vos de bella esposa, solo aquel susurro en su interior que lo ayudaba a proseguir. Por un momento, olvido su trabajo y se detuvo a pensar; valla!! No recordaba su edad, ni tampoco el tiempo que llevaba allí sentado, y al ver las telas de araña en cada esquina de su alcoba se dio cuenta que estaba solo; lleno de incertidumbre intento levantarse, pero le faltaron fuerzas para hacerlo, luchando contra su cuerpo, logro levantarse y tomo el espejo. Sintió un rayo atravesar su pecho al ver su piel deshidratada y arrugada, pues el recuerdo de la última vez que lo hizo, fue de un hombre joven y lleno de vida; esta vez era todo lo contrario.
Invadido por la nostalgia, busco un libro y consoló su corazón, la fantasía se apodero de su mente, y nuevamente olvido la existencia de cronos, volvió a escuchar a su hijo, también a su bella esposa, sus manos puestas en el libro eran vigorosas, y hasta su casa era agradable y limpia nuevamente; el susurro se convertía cada vez más, en imágenes creadas por su propia mente.
Ya al terminar la recta final. “El fin”, se detiene a pensar, pero esta vez, el cantar del gallo determina el nacimiento de un nuevo día, y nuestro amigo sutilmente se dirige a su alcoba y se sienta a escribir.
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