En esas noches
en que tu voz rompía el silencio,
las horas se detenían
el tiempo dormitaba
se ocultaba la brisa
el grillo enmudecía,
y yo, insondable,
en el íntimo misterio
de mi secreta omisión.
Sigiloso sosiego del desconsuelo,
desolación de amor en abandono
cansancio insensato
que olvida olvidar,
reflejo sombrío,
bajo un viejo farol.
Esas noches gastadas
en vuelo hacia ti
por mares, por cielos
montañas y valles,
cautiva liturgia del amanecer,
una calle oscura,
un pasaje angosto
vida, voces y sombras
pasos que avanzan,
la luna alumbra
el dorado manto de hojas secas.
Esta noche de estrellas y media luna
una brisa fresca murmura una canción,
quizás la noche se ha marchado
hacia el oriente del mundo,
quizás el día me invoque
el poema que la noche acalló
y en el vaivén del día y la noche
no me duele, decir tu nombre,
noche de estrellas y media luna
no recuerdo, lo que nunca te dije,
las palabras son palabras
mi testigo fue la luna,
los suspiros en la brisa
en el viento el olvido.
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