Tres paginas como mínimo, en letra Arial número 12, tenia que ser un ensayo sobre la actualidad nacional, requisito para poder ganar español y así poder graduarse del colegio y librarse por siempre de aquellas estúpidas tareas que tanto le molestaban.

Daniel con sus recién cumplidos quince años era uno de los estudiantes mas jóvenes del grado once del colegio, ni muy brillante, ni muy petardo (termino con el que se clasificaban los estudiantes de bajo rendimiento, en la jerga colegial), Daniel era hijo de un ebanista sexagenario de dedos torcidos y remendados, María la madre de Daniel era mujer del campo, humilde y trabajadora sin educación pero de buenos modales.

Que Colombia faltase al mundial de futbol, por tercera vez consecutiva, era sin lugar a dudas el mejor tema posible ,para el famoso ensayo de la “mueca” (seudónimo de la profesora de español); lamentablemente doce estudiantes del curso escogieran este como tema de ensayo, lo que llevo a Daniel a tener que escoger otro tema, dos cadáveres resultado de un atraco, noticia en primera plana del periódico matutino, termino siendo el tema que Daniel finalmente escogió.

Cuando la profesora de español evaluaba los ensayos de sus estudiantes se sorprendió sobremanera al leer el documento de Daniel; era un texto profundo y muy bien desarrollado, de un nivel superior de redacción; tan bueno que seguramente Daniel no pudo haberlo realizado.

En el momento en que el rector del colegio, se entero del fraude, tuvo la escusa perfecta para mostrar su mano firme, en época de asignación de cargos estatales; la posible expulsión de Daniel se solidifico, cuando el profesor encargado del respectivo once, le informo de que Daniel no había asistido a clases en dos días; al llamar a casa de Daniel nadie contesto sin importar la insistencia del chirriante teléfono.

La decisión del rector por alcanzar un puesto en el ministerio de educación, le impulso a ubicar a los padres de Daniel sin importar los medios, lamentablemente la expulsión que tanto necesitaba, no se pudo realizar, Daniel seguía en el cementerio llorando abrazado a la foto de primera plana en la que aparecían sus difuntos padres.