Cierto día me encontré con un anciano el cual me dijo:
-Estoy feliz.
-¿Por qué? - pregunté
-Alcancé mis sueños.
-¿Cuál era o es sueño? –Insistí – ¿Ser anciano?
- No -Respondió él.
- Entonces ¿cuál?
- Ver a mis hijos todos grandes y juiciosos.
-Entonces, es la hora de morir.
-No, cuando Dios mande –dijo con una sonrisa en sus labios.
Texto agregado el 07-12-2009, y leído por 93
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
07-12-2009
uy bueno, de 5 estrellitas Nette-Hil
07-12-2009
Excelente !***** jaromil
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