Hay heridas que jamás cicatrizan, su dolor puede sentirse día tras día. Es en vano tratar de poder olvidar, aunque seria el único recurso, en el cual pueda dejar de sentir este agonizante dolor; en lo profundo de mi corazón, de mi alma, poco a poco se apodera de todo mí ser.
Ahora el sol esta eternamente nublado, anhelo profundamente el día, en que al fin pueda volverte a ver, sería la única forma de sentirme con vida otra vez.
Aunque ha pasado mucho tiempo, recuerdo con tanta claridad aquel bello encuentro, era cosa del destino, tu intensa y profunda mirada que me cautivaba, tu voz, ¡OH! Esa voz pacifica pero hipnotizante, era imposible poder dejar de mirarte, trataba de disimular pero no tenia caso, desde ese momento pude creer en la perfección.
Caminamos juntos por un largo y verde sendero, repleto de árboles cuyos esbeltos y altos troncos no se mantenían verticales, sino inclinados, las hojas pendían trémulas y en línea prolongadas, formando así un bello paisaje.
Era como estar en un sueño, un sueño inimaginable. Estábamos exhaustos de la caminata, nos sentamos juntos frente a un lago, a su alrededor estaba repleto de diminutas y coloridas flores.
Cuando estábamos hablando, recuerdo con tanta exactitud, me tomaste la mano ¡y con que dulzura!, luego me miraste fijamente con aquella mirada, profunda y azul como el brillante e infinito océano. Sentía escalofríos, mi corazón latía fuertemente, era como una llama que se encendía dentro de mí, que no podía apagarse. ¡Nunca había sentido tan hermoso y sincero amor!; cuando me tomaste la mano, te acercaste cautelosamente y me besaste, con tus tibios y tiernos labios resplandecientes como los astros en el universo.
Desde ese momento le había encontrado un sentido a la vida, dentro de mí había una revolución de sentimientos. El miedo era el mas fuerte, mi temor era perderte, no podía ni siquiera acercarme a la idea de que algún día ya no estarías mas; seria como si me despojaran fríamente de mi corazón y en vida morir lentamente.
¡OH, esta agonía que se apodera de mi estrecho y malherido corazón! ¡No tiene comparación con ningún dolor y sufrimiento que cualquier ser podría compadecer!
Mi alma nunca quiso dejarte ir, te fuiste desvaneciendo como el viento en la mañana, como la lluvia en el desierto, como la única gota de felicidad que quedaba en mí.
Algunos creen que el amor tiene fecha de vencimiento, y llega un punto en que una persona ya no es capaz de sentirlo, demostrarlo. La pasión que alimenta el espíritu envejece, la llama que corre por las venas se va desgastando hasta esfumarse. Han pasado más de 60 años, aun así no puedo despojarte de mi. Eres el dueño y creador de los más felices y apasionantes recuerdos que eh guardado en lo más profundo de mí ser.
Querido amor, Aunque el destino me obligue cruelmente y en soledad seguir en vida sin ti miles y miles de años, jamás podré olvidarte.
¡OH! injusta vida, he aquí en mi lecho de muerte, los infinitos recuerdos se cruzan por mi mente. Al cruzar las puertas del paraíso al fin podré estar eternamente a tu lado. Mi desdichada vida llega a su fin.
Aquel amor que un día pareció terminar, ahora, es solo un comienzo.
|