Despacio, muy despacio
en el interior de la ostra
crece la perla.
"Confieso que soy un intruso. Desconozco por completo la cultura japonesa, y el ambiente en el que se crece un "verdadero" haiku. No sé casi nada de Zen ni de filosofía budista. Pero desde que conocí, y disfruté, la sencillez elemental, el chispazo lingüistico, y la sabiduría concentrada - casi como el mundo antes del 'Big Bang' - de los haiku japoneses, quedé encandilado y enganchado."
RAFAEL L. PEÓN
Del Libro: "Cien Haiku...y más". Editorial Visión Libros. Madrid 2008.
No hace falta conocer de Zen para escribir Haiku, ni su doctrina, ni su filosofía, el único requisito es: el corazón.
Paciencia, eterna paciencia. Nada se construye, ni se crea, ni se transforma de la noche a la mañana. El tiempo, es el principal ingrediente para que la torta levante adecuadamente en el horno.
La Naturaleza se toma su tiempo para crear y nacer... Y toda una vida para morir. Despacio, muy despacio, crecemos infinitamente. Despacio, muy despacio la semilla se convierte en tronco, en ramas y hojas... en árbol. Despacio, muy despacio crece esa perla en nuestro interior y es el resultado de transformación interna de nuestro ser, de nuestra consciencia. Paciencia, despacio.. muy despacio...
KYOSHI |