Veo retorcerse a mis sombras minimalistas,
acurrucadas en la escarcha del alma, donde
comulgan ausencia de fe.
Suelo permanecer sin remedio
en lo que yo mismo desgarro de mí
hasta que el tiempo y las cosas me alojan
entre brisas y campanas.
Ahí es imprescindible una caricia
que haga fluir lo que soy para derribar el hielo.
El calor de ese acto me libera y renazco en otra dimensión.
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Texto agregado el 05-12-2009, y leído por 239
visitantes. (4 votos)
Lectores Opinan
07-12-2009
Coincido plenamente con Maria Fernanda. MujerDiosa
06-12-2009
Se siente la soledad en tu poema. Bueno creo que casi todos los que estamos aquí estamos un poco solos y por eso nos volcamos aquí y nos exponemos a veces en forma descarnada porque quizá muchos nos parecemos. Te saludo, poeta. louyann
05-12-2009
No necesitas de nadie para ser vos... Pasa que uno acostumbra poner en el otro lo qeu se niega a hacer por si mismo... beTsyhaab
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