No sé decir cómo te quiero. Quisiera reflejarlo en un poema, pero es mi lengua torpe y primeriza y muere lánguida en mis dedos. No sé hacerte de amor una poesía. Pero eres la verdad que, día a día, trepana el corazón y mi cerebro. Asumo con dolor tanta impotencia que me impide hablar de amor cuando lo siento. Encuentro del disfraz mejor salida que de este laberinto árduo y terco en el que vivo aprisionada y que padezco como condena voluntaria y merecida. No sé decir que amo cada día en que despiertan mis ojos a tu espalda y rozo tu cuerpo carcelero, verdugo del dolor y mis heridas. ¡Qué pobre creación cuando es sincera! ¡qué mustias las palabras que se enredan, minusválidas y torpes cuando esperan arrancarle al amor una poesía!
Texto agregado el 04-12-2009, y leído por 105 visitantes. (5 votos)