Nadie quiere seguir así. 
Estoy en el altavoz, 
en el rumor de la gente,  
y dudo, 
no me centro. 
 
Tiemblo sobre estas maderas ebrias, 
el codo no responde, 
se me exige, 
pero no hay equilibrio, 
demasiado vino facil.  
 
Capturo tu perfil siniestro, 
o por lo menos lo veo así, 
tumbado a babor, 
escupiendo aliento a papas fritas. 
 
Te asumo en un roce, 
con tu piel casi-extinta, 
sin recuerdos, 
y me desplazo… 
 
Estoy en un desierto, 
lleno de figuras gigantes, 
soy una hormiga tratando de escuchar, 
Escapo de las miradas terribles, 
y el infinito, otra vez, se pierde en el horizonte. 
 
El codo falla… 
Me derribo.  
  |